El siervo inútil

Por Marcos Ojea

Argentina, 2023, 74′
Dirigida por Fernando Lacolla
Con Federico Liss, Rubén Gattino, Víctor López, Pola Halaban, Axel Pratto

El lugar de la mirada

El siervo inútil, escrita y dirigida por Fernando Lacolla, es otra muestra de un cine cordobés ya instalado como polo cinematográfico. La historia es la de Luca (Federico Liss), un empleado inmobiliario con la tarea de buscar inversores para un proyecto en una zona socialmente complicada. Con la presión de su suegro y la necesidad de “sacar” a la gente que vive ahí, en las vías del tren, para que la construcción avance, busca la ayuda del diputado Cardone, un viejo conocido. Cardone es un tipo seguro e inescrupuloso, que pronto cobija a Luca bajo su ala y lo convierte en su hombre de confianza. Lo convence para que se haga cargo de la venta de un caserón en el campo, y lo obliga a pasar tiempo ahí, en compañía de la familia de caseros, que lo perciben como una amenaza. Luca se desliza por los eventos con una mezcla de ambición e ingenuidad; para cuando se da cuenta de que no es más que una pieza en el engranaje de Cardone, un siervo, quizás sea demasiado tarde.

Entre el thriller y el drama social, la ópera prima de Lacolla contiene una cantidad similar de aciertos y problemas. La estructura en capítulos, cuyos títulos nos anuncian los que vamos a ver, parece una decisión que seguramente ayudó en la escritura del guión, pero que en pantalla atenta contra la fluidez del relato. Por otro lado, cada segmento está filmado con pericia, con una puesta en escena que logra convertir al campo en un espacio de doble cara; apacible para el que busca salir de la ciudad, y capaz de devorar al extranjero que no respeta sus códigos. Luca, al que Federico Liss le pone el cuerpo en una actuación notable, es lo que podríamos llamar un “cheto con culpa”, y ese conflicto ideológico es el que empieza a hacer ruido en el fondo de El siervo inútil, hasta imponerse con furia.

¿Qué es lo que nos quiere decir la película? Luca, ex jugador de rugby que viajó por el mundo, termina mal, como también terminan mal los caseros de Cardone, como también las familias que viven en un vagón abandonado del tren. Solo el diputado, en off para el final, se sale con la suya. El siervo inútil tiene una mirada moralista que señala las injusticias del mundo. El problema es desde qué estrato social se construye esa mirada.

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