Tengo que decir que Pedro Costa siempre me pudo con su cine capaz de condensar artificio puro, expresionista, refractario del realismo con el realismo material más inmediato, convirtiendo esa paradoja en una obra alucinante, que mezcla tanto de Tourneur como de Straub-Huillet y de Ozu en una sucesión de planos. No obstante, ya desde Juventud en marcha (2006) siento que Costa comienza a exhibir algo de cansancio. Por eso Carvalho Dineiro y Vitalina Varela se sienten...