Feliz día de tu muerte

Por Ignacio Balbuena

Feliz día de tu muerte (Happy Death Day)
Estados Unidos, 2017, 96′
Dirigida por Christopher Landon.
Con Jessica Rothe, Israel Broussard, Ruby Modine, Charles Aitken, Laura Clifton y Jason Bayle.

Deja vu

Por Ignacio Balbuena

La sensación al ver Feliz Día de tu Muerte es inevitable: la de un dejá vu que aparece una y otra vez. No es más que Hechizo de tiempo (Harold Ramis, 1991) meets Scream: Vigila quien llama (Wes Craven, 1996). Una slasher noventosa en un loop temporal: No demasiado original, pero entrañable y divertida. ¿Puede ser malo eso?

La sensación de dejá vu en FDDTM es inevitable. No es más que Hechizo del Tiempo meets Scream. Si, ya lo dije. Es entendible, la película de Harold Ramis y Bill Murray se presta al mashup más de lo imaginable. Hay muchas películas que son simplemente Hechizo del Tiempo meets (un género o premisa nueva). Al filo del mañana, esa de Doug Liman con Tom Cruise en la que combaten alienígenas que manipulan el tiempo, es excelente. Muchas otras son pésimas o al menos, innecesarias. ¿Para qué intentar hacer una nueva iteración de una comedia perfecta?

Happy Death Day Movie

La sensación de dejá vu en FDDTM es inevitable. Al menos, conoce las reglas y los mecanismos del subgénero y enseguida los pone a funcionar. Una protagonista desagradable (esto es fundamental, el loop se rompe mediante al aprendizaje y la introspección, como en la películas de Ramis) y un día lleno de elementos triviales pero subrayados para que luego los veamos repetirse una y otra vez con claridad. Nosotros los espectadores y la protagonista Tree -una sorority girl antipática que se despierta en un cuarto ajeno a la mañana siguiente de un día de joda excesiva-. Ese día, el día que se repite, es su cumpleaños, y llegada la noche un asesino enmascarado la encuentra, la persigue y la mata.

La sensación de dejá vu en FDDTM es inevitable, pero Jessica Rothe, la actriz que interpreta a la protagonista, es tan encantadora y la película tan conciente de que es básicamente una serie de tropes del cine teen al estilo Clueless/Mean girls procesados con la mencionada saga Scream, que el resultado no puede ser otra cosa que felicidad. La nostalgia noventosa es palpable y real, a diferencia de otros ejercicios meta, como en The Final Girls, donde los ‘80 no eran los ‘80 sino una versión de los ‘80 hecha en los 2010s. No hay tanto suspenso ni terror genuino ni tanta violencia como en Scream, eso sí. Christopher Landon no llega al virtuosismo de un Wes Craven, aunque varias escenas demuestran una inventiva juguetona, reforzadas por la expresividad de Rothe en el papel de una chica que empieza la película con cara de culo pero termina abrazando la comedia física y aprovecha la repetición ad infinitum para montar una especie de whodunit teen. Los personajes no son mucho más que estereotipos, como la sorority girl insoportable y bitchy, un chico aparato pero noble, y la propia protagonista, una rubia sexy que coquetea con chicos en frat parties. Pero a diferencia de muchos slashers post-Scream, el gesto paródico es intencional y funcional a la trama. Los personajes tienen que ser estereotipos para encajar en las locaciones típicas de película de terror que aparecen luego: pasillos, túneles desolados, estacionamientos. Esos lugares donde los jóvenes americanos siempre terminan a las corridas, escapando de un asesino enmascarado.

Happy Death Day 9

La sensación de dejá vu en FDDTM es inevitable. Pero varias escenas resultan frescas y creativas: El montaje con Confident, el tema de Demi Lovato, y la secuencia de muertes estilo coyote y correcaminos revela el costado cómico y autoconciente de la película, que a pesar de no ser particularmente extraordinaria (no es ni tan graciosa ni da nada de miedo), logra ser consistentemente entretenida. Y aunque eventualmente con el clímax llegan los clichés del género, como el enfrentamiento con el asesino (clímax del slasher) y la eventual resolución del conflicto interno que lleva a que el personaje mejore como persona (clímax del subgénero loop temporal), la película se encarga de subvertirlos en un epílogo acompañado de un twist que tal vez no sostiene una mirada minuciosa en términos de lógica interna o verosímil pero que introduce al menos un factor sorpresa. No es menor el amor con el que realiza esos giros.

2017 fue un año de gran éxito para las películas de terror. Blockbusters como It y hits indies como Huye! o películas más bien arties como Viene de Noche o Raw fueron éxitos de crítica y audiencia. En ese panorama se estrenó FDDTM, pasando casi desapercibida, sin prestigio ni aparato publicitario, al igual que otras películas de terror que ni llegaron a las salas como las interesantes 47 Meters Down, o Better Watch Out. Sin embargo, todas son extremadamente disfrutables, a pesar de no tener el presupuesto de la de Muschietti o la sofisticación y el comentario social de Huye! sobre sus espaldas. Hay, finalmente, una sensación de dejá vu en FDDTM, sí, pero para un viernes a la noche, balde de pochoclo (o lo que quieran) en mano, hay pocas cosas mejores que una de terror que ya vimos todos (varias veces) sin que nos moleste en lo más mínimo, sino exactamente a la inversa: disfrutar del placer de la repetición, como una canción favorita.

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