Frankenweenie

Por Federico Karstulovich

Frankenweenie
Estados Unidos, 2012, 87′
Dirigida por Tim Burton.
Con las voces de Charlie Tahan, Catherine O`Hara, Martin Short, Martin Landau, Winona Ryder y Christopher Lee.

Llórenme. Y crezcan.

Por Federico Karstulovich

Para Anita, que murió en mis brazos sin conocer a Gizmo

  1. Dicho una y mil veces: no hay nada más pueril que tratar a los adultos como niños y a los niños como imbéciles.
  2. Por lo general cuando eso sucede en el medio aparece el tráfico de mercancías morales con algún presupuesto disfraz aniñado.
  3. Los adultos no estamos exentos de ese tráfico. En todo caso contamos con herramientas para detectarlo. Los niños no: muchos niños asumen el tráfico moralista como algo tolerable. Con los años pueden rever sus cuentos de infancia y repensarlos (recuerdo mi infancia de He-Man y sus moralejas de final de cada capítulo y creo que ni entonces resistían el menor análisis), eventualmente, despreciar la manipulación a la que fuimos sometidos.
  4. Los cuentos “infantiles” sabemos que son en buena medida un modo de comunicar el mundo adulto a los niños. Pero el peor cuanto infantil es el que se cuenta para los adultos nostálgicos, para esos que quisieron ser niños otra vez pero cuya oportunidad pasó.
  5. Tim Burton es especialista en contar cuentos oscuros para niños (Ronald Dahl supo ser una referencia válida) pero últimamente se ha convertido en un especialista de relatos pueriles para niños adultos con nostalgia.
  6. Frankenweenie está basada en un cortometraje homónimo con personas de carne y hueso. Aquella película no ha resistido el paso del tiempo, sin embargo. Y en la comparación con el largometraje se empobrece muchísimo. Por eso, también, el largometraje necesitaba alejarse un poco de las limitaciones del original. Puede encontrarse en YouTube (con Vincent, cortometraje extraordinario, ese si: http://www.youtube.com/watch?v=2rcPe9sojpc).Ff20121207A3A
  7. Frankenweenie (2012) es una gran película…durante 50 de sus 87 minutos. Lo es en función de su precisa puesta en escena, lo es en su melancolía, en la hermosa zoología de sus personajes y en la relación que propone con el pasado y con la muerte, lo es en su enorme acto de amor cinéfilo (hay mucha cinefilia de TV alla Joe Dante ahí), hay una recuperación por la mejor tradición propia (en la obra de Burton: la imposible convivencia de la “comunidad normal” con los freaks) y un tono de despedida a cierta época y cierto cine ya extinto.
  8. El problema aparece cuando aquello que se escribe con la mano se borra con el codo. Y ahí es donde el cuento moral de Frankenweenie, que era un cuento sobre el dolor y la muerte (con un clímax de cosha Golda, de los más disfrutables del año) se convierte en otra cosa.
  9. A lo largo de toda la película está presente la necesidad de lidiar con la muerte, de abrazarla, de entender que es parte del proceso de vida (algo de esto ya estaba en el mencionado cortometraje Vincent).Frente a ese proceso los niños de la película, desesperados, intentan revivir a sus mascotas (o darle vida a los seamonkeys más gremlinanos que hayan existido) y, siguiendo el camino del desesperado Víctor, el asunto se convertirá en un gran caos. Ahí, en esa negación a la muerte de parte de los niños y en el cuento moral implicado es donde Burton habla con las generaciones nuevas como un adulto que nunca ha dejado de ser niño: hay que dejar ir a las cosas. Tenemos películas hermosas para entender esos relatos: Lemony Snickett: Una serie de eventos desafortunados, Bridge to Therabitia, Donde viven los monstruos pero también Toy Story 2 y Toy Story 3. En ellos la muerte, el abandono, la necesidad de seguir con la vida más allá de la pérdida de quienes amamos es una clave para entender el crecimiento.
  10. Nada mejor que lo retro para no crecer y para anestesiar el dolor. Mis ojos lloran con en final de la película, pero la estafa moral está.
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  11. En Frankewinnie a diferencia de aquellas películas la muerte, que es parte del asunto y del trauma a superar a lo largo de la película, nos es negada. No por los “resultados bestiales” de los experimentos al revivir a las mascotas sino por la negación de la muerte de Sparky, el perro de Víctor, el protagonista. Esta idea, ojo, ya estaba en el cortometraje original. No obstante es mucho más fuerte el deus ex machina en el largometraje, porque hay una segunda lectura detrás de esa negación a la muerte.
  12. Si Tim Burton se ha dedicado a hacer relatos pueriles para adultos con nostalgia se debe, básicamente, a que los adultos son los únicos que, por su edad, pueden reconocer los hechos que quedaron en su pasado, en su infancia. Aceptar que ese pasado se ha ido y revivirlo como una fiesta es una cosa: es la actividad lúdica y emocionada de todo recuerdo. Pero Burton parece insistir en dejarnos a vivir ahí: en la cinefilia de vieja data, en el cine de Joe Dante, en los gloriosos 80’s, en un mundo donde los adultos de entre veintitantos y treinta y tantos tenemos guardada nuestra infancia, nuestros dolores y pérdidas de la niñez.
  13. La imposibilidad de salirse de ese trance necrofílico no solo es una idea siniestra para cualquier niño que vea la película y haya experimentado la pérdida de un ser querido. Es también una idea demasiado cómoda de adultos pueriles con nostalgia: al pasado que vuelve, no como juego -para recordarnos que ser grandes no debe quitarnos la sensibilidad de niños que supimos ser-, sino como negocio, como estrategia de venta.
  14. El pasado nunca mejor pisado que cuando puede visitarse con merchandising. Es una de las mejores cosas que sabe hacer Disney: congelar el pasado, instalarnos en un eterno presente pueril de niños-adultos consumidores de lujo. Y prepararse para recibir a las nuevas generaciones.

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