Hunters – Segunda temporada

Por Mariano Bizzio

Hunters II
EE.UU., 2022, 8 episodios de 50′
Creada por David Weil
Con Al Pacino, Logan Lerman, Jennifer Jason Leight, Carol Kane, Lena Olin, Udo Kier, James Legros, Dylan Baker, Raphael Sbarge, Josh Mostel, Victor Slezak, John Noble, Christian Oliver, Izabella Miko, Jeannie Berlin, Josh Radnor, Lou Martini Jr., Tiffany Boone, Caleb Emery, Kate Mulvany, Sam Daly, Brian Donahue, Kathryn Kates, Louis Ozawa, Jerrika Hinton

Con la conciencia en paz

Un poco a contramano de lo que habían llevado adelante en la primera temporada, en donde la corrección política no parecía importar tanto como el espíritu de aventura y ligereza a la hora de tratar un tema lo suficientemente áspero como el de los grupos parapoliciales que se dedicaron a la caza de jerarcas de guerra nazis dispersos por el mundo (así como partícipes necesarios de segundo, tercer y cuarto orden), la segunda y demorada entrega de Hunters parece comportarse mas bien como un producto de clausura que de continuidad de una saga, justamente porque se preocupa por construir arcos dramáticos que cierren, a la mayor velocidad posible, aspectos que en otras series hubiera tomado años. En este sentido, el sencillo hecho de sostener una temporada sobre dos temporalidades no solo de vuelve a dar presencia (aunque sea lateral y esporádica) a Al Pacino -cuyo rol ya había sido develado en la primera y cuya SPOILER muerte y revelación de la suplantación de la identidad de un verdadero prisionero de guerra había sido el gran plot twist del final de la temporada inicial- sino que en estrictos términos amalgama lo que perfectamente pudieron haber sido dos temporadas distintas -la de la precuela y la de la secuela- en una sola, que como dijimos antes, busca resolver las cosas con un apuro que resiente el resultado final.

Hunters II a su vez intenta bajar la espuma pop con aires de Tarantino de la primera entrega a un costado un poco más oscuro, apenas matizado con momentos de comedia negra, pero en general ofreciendo menos dispersión en los personajes, como la primera, y si mucha más concentración en la tarea que define el arco de la temporada: atrapar a Hitler que está vivo y está en Argentina, en 1979. En ese recorrido, a su vez, la serie debe presentar nuevos personajes que son utilizados, fundamentalmente, como enlaces con el pasado y no como promesa de futuras temporadas. Por eso la sensación es que estamos viendo los restos de algo que formó parte de la primera pero que no entró en la sala de montaje a la vez que algo que pudo haber formado parte de una tercera, pero que aparentemente no tendrá existencia (el final da toda la sensación de que no habrá tercera temporada bajo ningún punto de vista).

Pero hablábamos de la corrección política que HS02 se autoimpone, justamente porque confluye una mirada, la de los asesinos de grupos parainstitucionales que tienen que hacer justicia por mano propia ya que las instituciones no la cumplen con una mirada institucionalista que realiza un giro, una verdadera carambola de último minuto para convertir a una serie propia de una lógica de Rape and Revenge en una serie que se orienta hacia lo jurídico (si, pasamos de encontrar y matar a Hitler a entregarlo a las autoridades para que lo juzguen), como si en alguna medida todo el componente incomodante de la primera, con su naturalización de la psicopatía se trocara por una suerte de republicanismo democrático amparado en el derecho, lo que también exhibe algo de la torpeza en el plan concebido (la lógica hubiera pedido que Hitler lograra escapar al final de esta segunda temporada y que en la tercera, en el proceso de la cacería, se desplegara todo el arco dramático de la venganza contra la institucionalidad). Incluso, en ese orden de cosas, la incorporación con fórceps de un episodio salido de la galera, más cerca del Taika Waititi de JoJo Rabbit que de una serie de venganza, resuena a la necesidad de estirar algo que en su naturaleza pedía otro tratamiento.

Hacia su cierre, con alguna persecución extra que nos haga imaginar una tercera temporada, al menos durante algunos minutos, HS02 recupera la memoria levemente, pero el trance dura poco, ya que en la voluntad de volantear de manera desesperada termina por caer en los mismos inconvenientes. Con su cierre, que presume la promesa de que hay otros jerarcas sueltos y que la cacería, a decir verdad, podría ser infinita (ahora bien: se quemaron a la figura de Hitler…qué figura más villanesca y convocante para el nazismo que esa?), lo que hace esta segunda temporada es un desperdicio de lo que alguna vez prometió la primera con furia y sonido: que el pasado sigue siendo un lugar incómodo a visitar, no un lugar tranquilizador de conciencias.

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