Una ventaja minúscula. Algunas ideas sobre la accesibilidad y las regulaciones a los críticos

Por Federico Karstulovich

Esta nota iba a ser una cobertura de la primer jornada del festival de Mar del Plata 2020, con todas las limitaciones (pero también ventajas) que implicaba el acceso al material por internet. De a poco comenzó a convertirse en otra cosa. Por eso resulta interesante separar los tantos. Vamos a aludir al festival de Mar del Plata, si. Pero también hacer extensivo el problema.

Comienza el festival de Mar del Plata 2020 en condiciones limitadas. Pero no importa, porque ahí estamos para aguantar el chubasco. Excepto claro, que el chubasco sea el mismo de siempre y que cuando todos deberíamos comenzar con la accesibilidad lo mas equitativa posible siempre hay algún vivillo que rompe los estándares de ética periodística y publica coberturas sobre películas nuevas (la que no tiene estreno en el festival lo tuvo en otros) antes que nadie. Imagino lo que sigue: “pero justo ahora te estás quejando de algo que existe hace mas de una década?”. Si, justo ahora. Lamento no haberlo hecho antes ya que todos los críticos del medio nos quejamos de esta clase de actitudes por lo bajo pero nadie decide hacerlo en voz alta. Incluso lo hablamos con los responsables de prensa y ellos mismos son quienes afirman estar atados de pies y manos frente a estas avivadas (acaso por decisiones de autoridades superiores, acaso por desinterés de las mismas autoridades, acaso por conveniencia de contar con la cobertura privilegiada de ciertos medios sobre otros: se desconoce lo que no es claro).

Si, desde hace años los críticos nos hemos habituado a que algunos medios (otros medios) llevan adelante la práctica de: a.republicar críticas de festivales internacionales en donde pudieron acceder al material antes que al festival en cuestión (en este caso MDQ, en otro Bafici por mencionar los dos más preponderantes) o bien b. Acceder al material previamente por los motivos que fueran que exceden a las funciones de prensa (que tienen esa función: es un espacio en el que la prensa sea de donde fuere parta de una condición de igualdad de acceso al material), algo que de por si no debería implicar un problema…excepto que se publique la crítica previamente con el simple fin de “primerear” una publicación. Naturalmente que esto no podría aplicarse a películas propias de retrospectivas de autores que ya tuvieron estreno o circulación previa, claro está (en el caso del festival de Mar del Plata 2020 no podría aplicarse una regulación a publicar notas sobre, por ejemplo, la retrospectiva de María Luisa Bemberg o Pino Solanas, por ejemplo).

Si bien habitualmente esta clase de practicas suceden, en muchas de las distribuidoras de los estrenos comerciales se produce una suerte de regulación: Ya sea que hayas visto la película de forma pirateada como que la hayas visto por medio de algún link amigo, hasta que no se haya llevado adelante la función de prensa correspondiente los medios no pueden publicar el material previamente. Si bien esto puede tener un fin, una función estratégica para el estreno (recibir menos críticas adversas antes del jueves de estreno en cuestión o sencillamente evitar cualquier spoiler que pueda interferir con la convocatoria a los espectadores: dos motivos bastante infantiles, por cierto), la realidad es que la accesibilidad a funciones de prensa y las normas de confidencialidad en la fecha de publicaciones es de por si la única estrategia equitativa que los festivales deberían manejar (al igual que lo hacen las distribuidoras de estrenos comerciales).

Del mismo modo que los críticos le reclamamos a las distribuidoras de los estudios grandes que no restrinjan a los medios que acceden a esas funciones (lo que ha hecho Disney en diversos casos es un escándalo directamente, pero Warner también ha presentado problemas con esto) son las distribuidoras de estrenos comerciales las que deben garantizar el acceso igualitario al material. Para eso están las funciones de prensa y las restricciones de publicación cuando se trata de películas nuevas. Es molesto, si, pero también es simple y no cuesta tanto adaptarse: vamos, vemos la película, escribimos (con mayor o menor velocidad) y la publicamos cuando nos habilita la distribuidora. Nos podrá gustar mas o menos, pero de seguro el acceso es igualitario.

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Si debemos adaptarnos a los pedidos de las distribuidoras por mas que los motivos nos parezcan ridículos, en el fondo de esa regulación hay un uso útil: que quien tiene acceso, medios, capacidad económica privada o mediada por el estado (INCAA pagando pasajes) para ver un material que todavía no ha tenido estreno local, esté en las mismas condiciones que el bloguero mas novato y entusiasta del mundo. Pero además, que luego de llevada adelante la función de prensa cada periodista sea libre de completar su trabajo de la mejor manera posible para publicarse a partir de una fecha de salida común. Esta práctica, que tanto nos molesta a los críticos porque sentimos que nos inhabilita a hablar de las películas cuando querramos tiene, en condiciones de asimetría entre medios, una gran finalidad: la construcción de una ética común. De hecho ni siquiera deberían existir estas restricciones, sino que debería tratarse de un pacto entre personas, entre adultos: por más que tengamos el material antes no se publica antes, no se saca una ventajita para ganar lectores. Es juego limpio que desconcentra las prácticas entre medios con pauta, instalación mediática y poder y medios independientes. Parece una tontería endogámica del mundillo de la crítica, es cierto, pero en el fondo se trata de un juego de accesibilidad del que todos deberíamos poder participar en iguales condiciones ya que, en el fondo, se trata del derecho del acceso a la información.

Recuerdo, en este recorrido de cosas, que hace algunos años se estrenaba Zama, que supo tener funciones de prensa reducidas y exclusivas (y excluyentes: también fue motivo de crítica para nosotros). A su vez varios críticos habían podido ver el material previamente en festivales extranjeros (nadie pediría regular eso: si viste una película en un festival extranjero y esa película tiene estreno en un festival local o en estreno comercial local, adelante, publicala como cobertura de ese festival de origen…pero a la hora de la publicación con la cobertura local debe respetarse esa ética entre colegas: respetar las funciones de prensa y las restricciones para la publicación…o republicación con nombre cambiado). En nuestro caso, en aquel momento, Fernando E. Juan Lima había podido ver el material en una de las funciones super exclusivas. No obstante tomamos la decisión de no publicar nada previamente hasta que varios de los integrantes hubieran visto la película en las funciones de prensa que se realizaron luego. Decidimos esperar. Y en su momento realizamos una cobertura en un extenso diálogo a cuatro manos. No primereamos nada. No sacamos ninguna ventaja. Perro tampoco le regalamos flores a la película como sucedió en aquel momento en el que el film de Martel era recibido como la nueva gran obra maestra del siglo XXI.

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Extracto del pedido de confidencialidad exigido por el festival de Mar Del Plata a los críticos que llevamos adelante la cobertura del mismo.

Se me ocurre, por lo tanto, que debe haber también, de parte de las distribuidoras, una actitud acaso mas laxa con el acceso a la publicación previa de los materiales cuando se trata de medios acaso mas indulgentes con el material (al final de cuentas uno no deja de escribir críticas sobre películas hechas por gente que uno mismo se puede cruzar en los pasillos de festivales, por lo que en caso de que la crítica sea negativa nos dejaría en una situación de incomodidad expresa, más aún: y si luego quisiéramos entrevistar a aquel que dirigió una película que demolimos, con qué cara nos aceptaría la entrevista?). Pero si no se trata de amistades (sería poco ético e incomprobable afirmar que una crítica es mas laxa con una película solo con el fin de mantener una sana convivencia) ni de conveniencias (para el medio que publica críticas anticipadas sin ser regulado por los festivales que dan acceso a los materiales ni por las distribuidoras que hacen lo mismo), la pregunta es por qué sigue sucediendo y lo naturalizamos los críticos con algunos colegas pero también lo hacen los festivales. No hace falta hacer nombres (pero los vamos a hacer, porque sino se trata de una afirmación estéril al aire) ya que es harto y conocido el caso particular que viene realizando esta práctica desde hace mas de una década (incluso en ocasiones con la publicación previa del programa del festival, nuevamente en un acto de deshonestidad intelectual con los demás medios): Otroscines viene llevando adelante esta práctica sin interrupción y sin regulación alguna de parte de los festivales (incluso contra sus mismos responsables de prensa, que no pueden hacer mas que aceptar las condiciones de no regulación o lisa y llanamente la ruptura del contrato de confidencialidad: se trata de una práctica que lleva años sin que las oficinas de prensa hagan o puedan hacer demasiado) aunque también con una regulación bastante laxa de parte de algunas distribuidoras.

Ahora bien: si no es el rol de los críticos hacernos saber unos a los otros sobre la necesidad de respetar un pacto de honestidad intelectual que nos deje de cara al trabajo en igualdad de condiciones, entonces la pelota queda del lado de los festivales y de las distribuidoras, claramente. En ese caso: volveremos a ver una y otra vez a los medios mas o menos amigos mas o menos regulados publicando con anticipación mientras que los medios independientes de pauta, de publicidad pero también mas limitados en recursos económicos nos veamos limitados a acceder a menor cantidad de material? Para el sábado 21 de noviembre, por la noche de la primer jornada del festival de Mar del Plata 2020, apenas si podía accederse por prensa del festival a unas 16 películas. Para el domingo el mencionado medio ya había realizado la cobertura de casi 30 largometrajes. Frente a esa ventaja de consulta (muchos lectores eligen el medio al que siguen, otros eligen leer a quien publica primero: si, los lectores también son responsables de concentrar o desconcentrar) lo único que queda, es resignarse. O no: la concentración y la diversidad del acceso a la información también es algo por lo que pelear para algunos de nosotros. Desde el inicio de la revista, en nuestro primer editorial del número 1 de Perro Blanco afirmamos esto: no queremos amigos, queremos lectores. Pero no a cualquier precio. El tema es si a los festivales les interesa un tema tan nimio, si a los colegas les pasa lo mismo y si a los lectores les preocupa algo de todo esto. O acaso se trate de una queja de viejo choto frente a una ventaja minúscula. Uds sabrán decidir.

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