Men: Terror en las sombras

Por Santiago Gonzalez

MEN
Reino Unido, 2022, 100′
Dirigida por Alex Garland
Con Jessie Buckley, Rory Kinnear, Paapa Essiedu, Gayle Rankin, Zak Rothera-Oxley, Sarah Twomey, Sonoya Mizuno

Un camino señalizado

La advertencia: Tendría que haberle prestado atención a las señales que me aparecieron antes de ver Men. Señales que me decían que no iba a disfrutar el nuevo proyecto de Alex Garland, novelista reconvertido en guionista y director.

La primera señal fue su afiche. Sin ninguna sutileza la cara de un hombre y el título MEN, para que quede claro de qué va a tratar la película. No hay suspenso, no hay ninguna ambigüedad, no hay atractivo lateral en un afiche que expone su principal idea. MEN es una película de terror en donde EL HOMBRE es el sujeto terrorífico.

La segunda era que estaba producida por A24 y esta noticia, que en algún momento podría haber sido buena, hoy en día no lo es. Y esto se debe a que la productora (un poco al estilo de Netflix, por mencionar uno de los casos mas obvios) opera generando un tipo de espectador formateado, ante el cual se presenta poniéndose por encima del nombre del director (no es tan grave eso), pero sobre todo, Imponiendo una mirada de mundo predeterminada, una suerte de marca de producción ideológica (sin ninguna intencionalidad contra la prodctora, responsable en su momento de películas defendibles como The VVitch y Hereditary)

La última señal fue el nombre de su director, Alex Garland. Realizador “de culto” por películas que distan de ser miradas creativas en relación a los géneros transitados, y que, por el contrario, evidencian que estamos ante otro de los tantos casos de directores sobrevalorados y “autorizados” por la crítica que necesita encolumnar las apariciones rápidamente. Seamos frontales: Garlan filma bien, sus ideas parecen geniales, pero están llevadas a cabo de una manera muy superficial y con un nivel de cálculo evidente.

La trampa: MEN empieza bien, porque también construye gracias a un sistema de señales engañosas, que nos invitan a ir hacia un horizonte de expectativas que al final de cuentas no se cumple. Con su protagonista viajando por una campiña inglesa y recorriendo las habitaciones de aquella casa de campo, los primeros minutos prometen una vuelta a un relato digno del folk horror: los personajes están, las convenciones de aquella clase de películas están… e incluso hasta se respira un aire similar al del clásico Blood on Satan’s claw (Piers Haggard, 1971). Incluso la aparición del dueño de aquella casa, interpretado por Rory Kinnear genera incomodidad ya que se trata de un personaje nervioso y desagradable, que va instalando en nosotros una inquietud que colabora con el clima narrativo enrarecido. Esta aparición es bienvenida ya que contrarresta con la de su protagonista, Jessie Buckley. Pero también porque desarma un poco el tono serio y sufriente, que es el modo en el que buena parte del terror actual suele filmar a estos personajes. Quizás porque, en el fondo, MEN, al igual que películas similares como El hombre invisible (2020) solo pueden narrar historias de personajes que sufren en silencio y van por la vida con la cara amargada. 

La realidad: Una de las encarnaciones del mal en MEN usa careta. Es una linda figura autoconsciente del mismísimo Garland, quien a los pocos minutos de comenzada la película se saca la careta rápidamente y comienza a plagar todos los rincones del relato con alegorías, que no es otra cosa que una herramienta letal contra el vacío de significado y contra la ambigüedad, que son dos de las grande herramientas históricas del género por excelencia. La profusión de simbolismos superficiales, no obstante, lejos está de ser un hecho aislado: MEN recae en uno de los peores males del cine de terror actual, cada vez más entregado a las necesidades discursivas de turno, intentando no incomodar a los nuevos consensos.

Por otro lado, si los simbolismos en MEN están lejos de cualquier sutileza esto se debe a que, contrario a lo que puede pasar con directores que en efecto saben usarlos productivamente (de Torneur a Carpenter y la lista sigue), no hay interés por abrir interrogantes a partir de lo narrado, sino en utilizar los símbolos para concluir enunciados. Los símbolos, entonces, no son una herramienta para atravesar un camino oscuro, sino una finalidad, una guía señalizada por un camino pavimentado e iluminado por el que nos veremos obligados a recorrer y del que no nos tenemos que apartar (no vaya a ser que pensemos por fuera de la caja!). En este camino de subrrayados, todos los hombres son malvados, la protagonista sufre porque no la dejan ser y el mundo fue y será una porquería patriarcal. Aunque no lo parezca, lejos está de ser un discurso que invite a la inquietud, sino, bien por el contrario, aporta la tranquilidad de la certeza y la pertenencia.

Pero no solo se dedica a bajar línea Garland, sino que, como quien no quiere, nos lleva de paseo por el museo del terror para que no nos olvidemos que el hombre sabe de lo que habla: vamos del coqueteo con el folk horror al body horror pero sin entender ninguno de estos dos subgéneros, negándolos y traicionando cualquier tradición preexistente (porque para el terror boutique actual todo tiempo pasado fue peor). Dado que MEN pavimenta el camino con símbolos y subrayados torpes. nunca funciona como folk horror ya que no confía en la potencia de lo sagrado y lo inexplicable como herramienta del espanto, la vez que como body horror tampoco genera nada, ya que en MEN tampoco importa el cuerpo y los límites del dolor. En su idealismo, a Garland tampoco le importa el cine mas que como portavoz de una serie de ideas pergeñadas previamente.

Volvamos a los simbolismos como revelación. Probémonos los lentes de They live y veamos MEN, pero solo su inicio. Si hacemos foco, entre el humo que emerge de la pantalla, podremos descubrir que el titulo real es otro: Aliado y con culpa.

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter