Noche sin paz

Por Luciano Salgado

Violent Night
EE.UU., 2022, 112′
Dirigida por Tommy Wirkola
Con David Harbour, John Leguizamo, Alex Hassell, Edi Patterson, Beverly D’Angelo, Cam Gigandet, Alexis Louder, Frederick Allen, André Eriksen, Mike Dopud, Stephanie Sy, Alexander Elliot, Leah Brady, John B. Lowe, Brendan Fletcher, Mitra Suri

El espíritu de la fiesta

El cine-licuado (tambien podriamos llamarlo cine-batido, cine-milkshake, pero vamos a mantener el uso local del recurso) comparte los mismos peligros y problemas que supone poner cosas en la multiprocesadora (esto es bien típico de las épocas en las que sobreviene el calor, asi que todo se adecúa al caso que trataremos aquí en este tiempo y en este espacio): las mezclas pueden salir espumosas y frutadas. O bien la máquina se puede trabar en el procesamiento y que nos quede una baba inerte que no supo integrarse. Todo es posible. Por eso, si el asunto no se integra, a veces hay que agitar el receptáculo para que los ingredientes se dirijan mejor a la trituradora.

En Noche sin paz la trituradora es el espíritu pop de armar una festichola de fin de año, en donde puedan entrar varias cosas al mismo tiempo (el cine de acción, el slasher, la comedia negra, las películas navideñas, pero también cierto cine clase B desclasado y olvidado superpuesto con una sensibilidad de videojuego), con el deseo de que las mezcla salga bien. Y que el licuado fresquito pueda consumirse sin la menor de las culpas y las explicaciones, porque el pop es asi, no tiene que andar pidiendo permiso y legitimación alguna. El problema es qué sucede cuando el recurso es más importante como gesto que aquello que se narra. Y el gesto canchero se parece mucho al cinismo que al corazón con ideas.

Noche sin paz no es un cuento navideño (como lo puede ser Gremlins, por ejemplo), sino que supone la literalización de las figuras de la navidad. Iconoclastía pura y dura, a la película nada la importa mientras se pueda romper. Por eso su sensibilidad obliga a mezclar cosas que a primera vista no podrían convivir (como Duro de Matar con Mi pobre angelito y Sangriento Papá Noel con Un santa no tan santo, pero todo visto desde la cognitiva pop de un personaje como Deadpool). Asi las cosas, casi nada se rompe para mal en esta pequeña maravilla que logró colarse mientras la mayoría miraba los partidos del mundial de fútbol de Qatar 2022. Por eso es factible que tenga una mejor segunda oportunidad cuando le llegue su turno de ser estrenada en plataformas (en este caso seguramente por Paramount Plus).

Noche sin paz ostenta un hojaldre cinéfilo bastante poco tradicional y carente de legitimidad canónica. Y está bien que asi lo sea, porque su espíritu festivo pide exactamente eso.

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