#Polémica: The Mandalorian – Tercera Temporada

Por Sergio Monsalve

The Mandalorian S03
EE.UU., 2020, 8 episodios de 36′
Creada por Jon Favreau 
Con Pedro Pascal, Gina Carano, Giancarlo Esposito, Sasha Banks, Carl Weathers, Timothy Olyphant, Horatio Sanz, Omid Abtahi, Mark Kubr, Barry Hanley, Michael Biehn, Rosario Dawson, Temuera Morrison, Katee Sackhoff, Bill Burr

En contra

Eslabones perdidos

La tercera temporada de Mandalorian será recordada como su eslabón débil, si enumeramos cabos sueltos, situaciones trilladas y capítulos innecesarios, como aquel tercero, muy desconectado de la historia original. 

Pero el final ha calmado las aguas, producto del servicio que expende a los fans, con las típicas batallas y la esperada conclusión de la tribu Mandaloriana, consiguiendo la redención de Bo Katan y el reconocimiento de Grogu en la manada de los cazarecompensas de armadura inoxidable. 

Menos consenso ha generado el nuevo caminar del pequeño personaje o que ahora dependa de un droide, a modo de estructura ortopédica, para salvar a los demás y convertirse en un héroe del poder de lo cuqui, que ya lo es por mérito propio. 

Solo le basta ronronear o estar, para que la magia del animatrónico vuelva a conquistar a la audiencia de Star Wars. 

Baby Yoda nos mantiene en una zona de confort, en un lugar de la nostalgia, en una capsula del tiempo, que protege y calma ansiedades, cual Soma del diseño. 

Un infantilismo que conserva en estado regresivo a la franquicia, en su negación del crecimiento. 

A pesar de los dislates, la temporada tres se disfruta por la interacción cómica de los protagonistas, por el desarrollo de la aventura, por la descarga de adrenalina de sus acciones, por la evolución paternal de Mando en su enfrentamiento contra el imperio de Moff Gideon, un clásico villano postVader, interpretado por un solemne y mefistofélico Giancarlo Esposito, a quien extrañaremos en futuras entregas, debido a su muerte en el episodio final. 

Entre las curiosidades de la serie, destaco el capítulo de la burbuja utópica, que comandan Lizzo y Jack Black, una pasada en su descripción de un mundo feliz, postacalíptico, cuya existencia se limita a rituales de banalidad palaciega, mientras la inteligencia artificial hace de las suyas con miras a gobernar el universo, de forma despótica. 

De ello precisamente va la temporada tres, alertando de los destinos incontrolables del Big Tech y la realidad virtual. 

Un mensaje cifrado que envía la compañía productora, capaz a modo de mea culpa o de autocrítica por arropar de tecnología su cabina de mando, al punto de perder humanidad y autenticidad, a merced de los algoritmos y la cultura replicante. 

De ahí que el capítulo final apueste por la victoria de unos Mandalorianos, que vencen como resistencia a una cruzada de clones, sin mayores sentimientos. 

Los Mandalorianos se valen de la tecnología no como fin, sino como medio para integrar a su sociedad secreta de guardianes, caballeros y damas. 

Bo Katan se gana el estatus de ser un personaje atractivo para la serie, uno de los nuevos que necesita para seguir expandiendo sus dominios afectivos. 

La gente se ha molestado por la ausencia de postcréditos, pero considero que el cierre es suficientemente explícito, sobre cómo seguirá la historia, con Mando y Grogu a la cabeza. 

De pronto, la cuarta es la última y tendremos un regreso de Pedro Pascal, más idóneo con la línea de las dos primeras temporadas. En la tercera, Mando cedió terreno y ello pasó factura en las críticas. De repente la tercera temporada es una bisagra, que permitirá ver una nueva fase en la pantalla grande. Porque hacen faltan las películas. Ya veremos.  

Por lo pronto, This is the way. 

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