Vicious
EE.UU., 2025, 102′
Dirigida por Bryan Bertino.
Con Dakota Fanning, Kathryn Hunter, Mary McCormack, Rachel Blanchard, Devyn Nekoda.
Temor y temblor
Alguna vez, asi dos décadas atrás, nos fascinamos con una película de un director ignoto, que, a fuerza de confianza en las imágenes, nos metía de lleno en la posibilidad de renovar el subgénero de home invasion a fuerza de perturbaciones varias. Esa película era Los extraños y ese director era Bryan Bertino. Pero lamentablemente su director ya venía entregando desaguisados que nos obligaron a cambiar de parecer, como la flojísima The dark and the wicked. Y es que, a decir verdad, lo de Bertino en su ópera prima fue más que nada un gran long shot, un tiro inesperadamente preciso para un debutante, pero a la vez uno tan alto que hizo que toda comparación posterior se encontrara por debajo. Y en alguna medida es injusto valorar la obra de un director con un criterio tan policial. Por lo que, en mi caso personal, elegí fingir demencia cuando me enteré que si pasar por los cines se iba a estrenar en plataformas la nueva película de Bertino, cuyo penoso título en español es Regalo Maldito.
Fingiendo demencia me encontré con una película que, a decir verdad, no solo no funciona mal en sus primeros diez minutos (también con algo de home invasion, que luego se deshilacha como tal), sino que permite recuperar las esperanzas, como si el director se hubiera propuesto narrar un cuento clásico de terrores de aislamiento. El problema, por tanto, comienza promediando el primer tercio de película, cuando Regalo Maldito elige abandonar la perturbación y extrañamiento del inicio y se acerca mucho más a los típicos exponentes de terror psicológico que ya para la época en la que Robert Altman dirigió Images (1972) estaban un poco avejentados, en particular gracias a la moda que había inaugurado Roman Polanski un lustro antes.
¿Es malo que Bertino quiera mezclar el terror psicológico (que para cuando Darren Aronofsky dirige El cisne negro (2008) ya era viejo) con ciertos momentos de gore y crueldad, como para que los hilos de los lugares comunes no se hagan visibles y el estiramiento temporal parezca justificado? No, a decir verdad cada cual hace lo que puede. El problema es que el director demostró que podía más (de hecho en The Monster, de 2016 las cosas funcionaban más o menos bien en el mismo terreno). El problema, entonces, es que Bertino elige jugar las cartas a mitad de camino, como si se acobardara de sus propias posibilidades, como si nunca quisiera jugar a fondo y eligiera no la mesura, sino la autorepresión, el retorno a lo conocido. En ese sentido, en un movimiento conservador, su obra no se revela ni como la de un autor (que pudo ser) ni como la de un artesano competente (que alguna vez fue), sino en un organizador de imágenes temeroso y dubitativo. El verdadero terror para Bertino es, en definitivas cuentas, hacer cine.

