Spider-Man: A través del Spider-Verso

Por Sergio Monsalve

Spider-Man: Across the Spider-Verse
Estados Unidos, 2023, 140′
Dirigida por Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson.
Con voces de Shameik Moore, Hailee Steinfeld, Brian Tyree Henry, Luna Lauren Velez, Jake Johnson, Oscar Isaac, Jason Schwartzman, Daniel Kaluuya, Issa Rae, Shea Whigham, Amandla Stenberg, Karan Soni, Rachel Dratch y Andy Samberg.

Otro mundo

Aparte de ser un triunfo del lenguaje animado, “Spiderman a través del spiderverso” representa un viaje lisérgico al subconsciente de la franquicia, a su lado oscuro y reprimido, liberándolo por medio de una exposición de todas las versiones posibles del hombre araña. 

En tal sentido, la cinta habla del control de la narrativa sobre el personaje, como una de sus tantas declaraciones de principios y meditaciones. 

El protagonista, Miles Morales, quiere contar su propia historia, como un fallo en la Matrix, una anomalía de un algoritmo, acaso demasiado obediente y ortodoxo, ceñido a las redes restrictivas de su fandom. 

Por ende, la película más que responder condescendientemente a las expectativas de su audiencia, problematiza el canon universal, el arquetipo del súper héroe de la Marvel, al someterlo a una introspección compleja y oscura, desde lo formal hasta lo conceptual. 

Estéticamente, la película teje una interfaz ecléctica y posmoderna, donde admiramos cada una de las interpretaciones que puede recibir el hombre araña, en función del tiempo, la época y el contexto geográfico. 

La cinta resume así el debate que existe alrededor de las adaptaciones, hoy en día, si es legítimo amoldarlas a las condiciones de cualquier entorno y lugar, corriendo el riesgo de perder la identidad del original. 

De tal modo, una de las discusiones que aporta el filme, es acerca del dilema de la obra de arte que se enfrenta a sus reproducciones y clones, en un espiral mediático del que no parece haber salida, sin malla protectora que sostenga la caída que se sufre por otorgar tantas concesiones. 

Miles Morales confronta el espejo fractal de un multiverso de reflejos de sí mismo, que lo acechan y amenazan, por pretender desviar el curso del relato clásico, en el que su padre debe morir, a efecto de desarrollar una trama harto previsible. 

El chico centeniall se harta de ello, pero su decisión implica pagar un enorme precio, como aquel poder que conlleva una gran responsabilidad. 

Vean el cambio de 180 grados que brinda “Spiderman a través del Spider verso”, respecto a sus predecesoras del milenio. 

Ya no se trata de asumir la adultez de resolver conflictos y poner a los malos tras las rejas, sino de concientizar el impacto que genera portar la licencia de Spider Man. 

En consecuencia, Miles Morales descubre que es el salvador y a la vez el villano de su narrativa, por querer romper las reglas, bajo la guía de su nueva banda de anarco punks. 

Fíjense que en ellos se revela la moraleja que subyace en el contenido, encarnando la historia de la vanguardia y la contracultura, con las evoluciones, variantes y tropiezos que adoptó, desde el siglo XIX hasta su asimilación en la periferia de los cómics. 

No es casual que el team divergente, empiece sus andanzas en un museo de arte contemporáneo, como el Guggenheim, donde el auténtico acto de transgresión supone ahora descabezar una escultura de perro de Jeff Kons y elaborar una instalación deconstruida al estilo de Banksy, durante la persecución de un “Vulture” que adquiere la forma de un boceto de Da Vinci, hablando italiano para más señas. 

Desde entonces, la película establece un diálogo hipertextual y neobarroco con la cultura de la plástica y sus creadores, de sus protectores y guardianes, en una galería de imágenes que esconden guiños, huevos de pascua y mensajes subliminales, al gusto del cinéfilo curtido, del especialista.

Es un juego interesante el que propone “Spiderman a través del Spider verso”, al empoderar al público en la capacidad que tiene de semiotizar a un ídolo popular que es de sus dominios. 

Por tanto, es un largometraje que empareja el sueño de un Umberto Eco con la destreza de identificar códigos subyacentes de un coleccionista de historietas, buscando sus claves cifradas. 

La película tendrá dos capítulos para concluir, y apenas hemos gozado de la primera entrega. 

Nos queda suficiente espacio para conocer de las intenciones del antagonista, The Spot, que también admite una lectura, como un experimento de descarte que escapa del control de las narrativas y de las fuerzas del orden. 

Después de todo, “Spiderman a través del Spider verso” gira en torno a un plot de policías y ladrones, que desean dar un golpe en la mesa de la franquicia. Pero más artístico y existencial que de un provecho material o egocéntrico. Es lo que va diferenciando a la banda de Miles, del proceder de La Mancha. 

De cualquier manera, notamos que los hilos se cruzan en el conflicto de los outsiders con la institución, de los apocalípticos versus los integrados, de los iconoclastas que toman su camino ante las restricciones policiales de sus padres y las burocracias que los domestican. 

Es, en definitiva, el viaje de los antihéroes de la vanguardia del arte, en su lucha por la independencia y el reconocimiento de su mirada. Pero ello implica desterrarse y ser víctimas de una cacería de brujas. 

Así, la película refleja la perspectiva que tuvo Miles, cuando se enfrentó a la ira y el odio de los fans, por alterar el canon de Peter Parker. 

Su desvío ahora nos lleva por el principal dilema del guion. 

Como en la segunda parte de “Volver al futuro”, Miles conoce el trastorno que causa su decisión en el hecho de transmutar el pasado, de modificar el curso de los acontecimientos. 

Tendrá que lidiar con un mundo bizarro, con su doble distópico, que provocó su pretensión de demiurgo, de Doctor Strange que descontrola el orden del sistema. 

Como ven, no todo es tan fácil. 

La tercera, como Miles, tendrá la enorme responsabilidad de cerrar semejante entuerto, con una clausura digna de su rica segunda parte, la que para muchos es “El Imperio contraataca” o “El Padrino 2” de la saga. 

Si el Oscar no la nomina, corre el riesgo de seguir perdiendo puntos y opciones de premiar al cine que importa y rompe moldes, por el bien de la humanidad. 

Peor para el que se queda afuera. 

Nosotros estamos gozando con semejante consagración del arte del cómic.   

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