Sr.

Por Pedro Gomes Reis

EE.UU., 2022, 89′
Dirigida por Chris Smith
Con testimonios de Robert Downey Sr., Robert Downey Jr., Alan Arkin, Paul Thomas Anderson, Kevin Ford, Sean Hayes, Norman Lear, Lawrence Wolf

El largo adiós

A Pedro Antonio Gomes, QEPD

Tuve la suerte de tener a mi padre conmigo hasta hace relativamente poco tiempo. Pero una distancia incómoda nos alejó durante años hasta que un llamado de mi hermana me trajo de vuelta al presente: “Papá está internado”. No hizo falta decir más. Porque él no se iba a comunicar conmigo. Eso fue a mediados de 2022. Para finales fue la despedida. Casi como si lo hubiera buscado, casi como si se tratara de una necesidad de catarsis, Netflix cerró 2022 subiendo a la plataforma un documental sobre una relación tormentosa de amor-odio. Pensé que era una serie, pero se trataba de un largometraje documental en el que -sin que yo lo supiera, hasta bien promediada la película- Robert Downey Jr. perdonaba a su padre (por sus acciones y omisiones) a la vez que lo homenajeaba. Yo, a decir verdad, ya venía golpeado con el tema, entre mi trajín personal y la recomendación de Federico Karstulovich, que me había pedido escribir sobre Aftersun pero a cuyo ofrecimiento decliné (luego de leer la excepcional nota que escribió Fede, que pueden ver en el link resaltado de esta película, debo decir que me arrepentí…y luego de leer la nota y verla lloré durante una hora seguida). En ese contexto ya se me hacía morboso entrar en el terreno de Sr. No obstante me dispuse y comencé. Y le dije a Fede que tendría esa nota para diciembre. No podía seguir avanzando más allá de la mitad porque me desarmaba en veinte pedazos. Pedí disculpas y avisé que no iba a poder hacer la nota.

Hasta que volví a intentarlo, esta vez desde el principio. Fue hace una semana. Y algo cambió. Y esa película que se me hacía oscura, tremebunda, imposible de deglutir, se convirtió en una película luminosa, en una despedida vital de un director sobre el cual había visto más películas de las que pensaba (Greaser’s Palace en alguna retrospectiva, las de 1980 a 1997 en distintos casos como películas perdidas por cable, que desconocía llevaban la marca de RDS). Pero ante todo Sr. es una especie de terapia en vivo en donde el hijo, Robert Downey Jr, que pasó décadas tumultuosas, básicamente, por la relación turbulenta con su padre, con quien lo unía ese amor-odio al que me referí previamente, parece obstinado a cerrar el círculo.

Sr. no es Relámpago sobre el agua/Nick ‘s movie aunque por momentos el asunto se asemeje. No hay en RDJ (que produce y dirige indirectamente a Chris Smith, el director en créditos) una voluntad vampírica para con su padre. Tampoco de parte del equipo ni de los integrantes de la familia. Tampoco hay un homenaje condescendiente a un director plagado de altibajos (sus primeras películas pueden conseguirse en internet y son verdaderos ovnis, con lo bueno y malo del caso), pero si hay una celebración de libertades y amores que, como también puede suceder, traen aparejadas consecuencias y contradicciones. En ese sentido la deconstrucción de la relación padre hijo, a través del cine (hecho y haciéndose, ya que la película también tiene en su interior un registro mutuo sobre el proceso…que es central para la película que vemos, pero sin canchereo alguno) es el verdadero centro de Sr., como si en alguna medida también asistiéramos a una ceremonia en la que un cetro es pasado de una generación a la siguiente.

Pero quizás lo más emocionante de Sr. es cómo la película logra dar testimonio de las relaciones humanas, del cuidado mutuo (no solo en situaciones dramáticas como el final de una vida, sino también en la cotidianeidad), recordando que las personas también vivimos gracias al afecto que nos podemos entregar mutuamente. En ese punto, el afecto que transmite la película es registrado pero también es la forma del registro del mundo lo que importa, como si RDJ hubiera aprendido de RDS a mirar de otro modo. Y también mirarse a sí mismo de manera más piadosa.Sé que todo lo anterior puede sonar como falopa terapéutica, como baratija golpe bajista que se acumula en el algoritmo de la plataforma. Pero acaso, por primera vez, no vi en esa despedida, que fue en 2021, algo parecido a la explotación del morbo por parte de la N grande. En mi caso personal, también fue un reencuentro y una despedida indirecta. Yo no tuve esa suerte de poder despedirme del mismo modo. Y aprovecho esta posibilidad de escribir y haber vuelto a verla para despedirme como es debido. Los padres y los hijos son también un azar, cuya relación no está predeterminada. En esa construcción, que nos permita ser un poco más humanos frente a los vínculos, es en donde Sr. se vuelve una película imprescindible, que no necesaria, sino vital.

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