Suburbicon: Bienvenidos al paraíso

Por Federico Karstulovich

Suburbicon: Bienvenidos al Paraíso (Suburbicon)
EE.UU.-Reino Unido, 2017, 105′
Dirigida por George Clooney.
Con Matt Damon, Julianne Moore, Oscar Isaac, Glenn Fleshler, Alex Hassell, Marah Fairclough y Megan Ferguson.

Querer y no poder

Por Federico Karstulovich

Recuerdo que allá lejos y hace tiempo, en la primaria, adelante mío, solía sentarse un chico no demasiado hábil para las tareas escolares. Menos que menos para la organización que requería el final de la primaria, que en alguna medida ya te iba preparando para la secundaria y sus demandas. Bueno, me acuerdo que este pibe no solo lo pasaba muy mal (no es que le importaba poco la escuela, sino que realmente había algo que le ponía un límite, un coto) en las clases sino que a eso se sumaba que envidiaba terriblemente a cualquiera que estuviera en una posición relativamente mejor que él. En alguna medida supo resolver ese entuerto mediante ayuda: logró que una compañera (que claramente gustaba de él por motivos misteriosos: no era ni especialmente inteligente ni especialmente lindo ni especialmente rebelde ni especialmente gracioso, valores típicos para que te guste alguien cuando tenés 11 años) le hiciera los deberes y que de a poco lo fuera guiando al punto tal que llegó a copiarse evaluaciones completas de ella.

Suburbicon Movie Trailer Screencaps

Todo este cuento viene a que al momento de ver la última película de Clooney como director no pude dejar de pensar en ese compañerito, que carcomido por las propias limitaciones, la bronca de no poder, necesitaba copiarse, hacerse de un mentor en el cual mirarse a imagen y semejanza. Y aunque no le llegara ni a los talones, al menos se le pareciera. En este caso el role model clooneyano es ni más ni menos que el tándem de los Hermanos Coen. Fundamentalmente las comedias de estos últimos, no los policiales. Es decir: Clooney no solo toma prestado o roba descaradamente, sino que encima elige el peor de los materiales (por lejos las comedias de los Coen han ido degradándose con el paso del tiempo hasta convertirse en una especie de papilla sin gusto, forma, textura y/o color, a años luz de la hermosa y libre Educando a Arizona) que tenía para elegir de parte de sus compañeritos aplicados de banco. El resultado, naturalmente, no puede ser bueno. Y en este caso en particular se le suma el dato puntual de tener a los Coen como guionistas.

Suburbicon 2

Suburbicon, por su parte, adolece de un anacronismo galopante. Pero no hablo de esos anacronismos copados, no. El que ostenta la película es la peor forma del anacronismo para el cine: el de la denuncia y la corrección política sobre temas ya vistos, denunciados, resueltos, pensados y zanjados mil veces. Pero la curiosidad extra es que la película de Clooney vendría a recordárnoslo para guiño-guiño hacernos acordar que “estas cosas siguen pasando”. A lugar entonces: si, George, Estados Unidos sigue siendo una cuna de racismo y etnofobia importante (como buena parte de los países desarrollados experimentan, amén de las políticas inclusivas o no de estado), si, los blancos son capaces de cometer crímenes atroces a cambio de dinero (te cuento un secreto, George: desde su existencia la raza humana sea del color, religión, sexo, etc no hace más que mandarse cagadas horribles por codicia, atravesándonos a todos), si, la idea del suburbio como lugar de protección, de cuidado y de refugio contra “el crimen en las grandes ciudades” hace rato que dejó de ser un lugar común: el crimen sucede en cualquier lado. No obstante, George no cree en los cuentos morales, en la capacidad de los personajes de experimentar las decisiones y acciones en un mundo de dilemas.

Suburbicon2

No: como los Coen, George (al menos después de sus tres primeras películas) cree que las cartas ya están echadas, que los personajes son una excusa (por eso, como en las comedias de los Coen, no hay personas en la pantalla porque no hay tridimensionalidad) para ilustrar una idea remanida. Y que lo único que deben hacer es moverse en el marco de un mapa prefijado de acciones y reacciones. La moral en los Coen es un problema de anempatía. Y como Clooney se copia, le sale lo mismo.

El resultado de esta angustia de las influencias no resuelta es que todo termina cayendo en el lugar que ya sabemos que va a caer. No hay vida, no hay irrupción de lo nuevo, no hay cambio posible, casi no hay matices que habiliten el heroísmo (como condición de posibilidad y de contraste) y cuando los hay se los elimina. El cine de Clooney no solo ha pasado a convertirse en un cine poco estimulante sino también uno especializado en la tranquilidad de conciencias. Como el cine de la mediocre generación intermedia de finales de los 50’s y principios de los 60s (los Ritt, D.Mann y otros directores surgidos de la televisión), al no saber narrar como los clásicos aprendieron todo mal. Y solo les quedó la copia con tufillo a naftalina y buenas intenciones morales.

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