Tetris

Por Luciano Salgado

EE.UU., 2023, 117′
Dirigida por Jon S. Baird
Con Taron Egerton, Nikita Efremov, Oleg Shtefanko, Igor Grabuzov, Sofya Lebedeva, Anthony Boyle, Toby Jones, Roger Allam, Ben Miles, Togo Igawa, Moyo Akandé, Matthew Marsh, Ieva Andrejevaite, Bhav Joshi, Sharon Young, Ken Yamamura, Miles Barrow, Rob Locke, Aaron Vodovoz, Holly Woodhouse, Greg Kolpakchi, Irina Kara, Niino Furuhata, Stefan Milne, Anna Lavrenteva, Ben Bradley, Rick Yune, Mezi Atwood

La aldea es el mundo

Si el medio es el mensaje, para citar un anacronismo de la teoría de la comunicación acorde a los tiempos que la película invoca, hay algo de los medios de Tetris que no parecen complementarse del todo bien con el cuento moral que promueve a los cuatro vientos. Ese algo está asociado, en sus mejores momentos, a la sincronía entre un modo de pensar el mundo y una manera de pensar la tecnología aplicada, que en este caso se vuelve funcional a lo que se narra (básicamente productos estáticos, inelásticos para una época en donde la experiencia capitalista se vuelve plástica y maleable). El problema, en todo caso, aparece cuando Tetris fuerza una relación audiovisual entre el mundo de los videojuegos y el de los personajes, que si bien puede resultar conveniente y simpático al principio (como si se tratara de una posta de niveles), a partir de un momento se desdibuja y casi que se desenteiende por completo de la excusa de vincularse con el juego.

A su manera, Tetris es una película que bien podría haber jugado con los elementos a su alcance pero termina haciendo todo lo posible por asentarse sobre el aspecto menos cinético: los contratos, los papeles, las negociaciones varias. En el medio se nos pierde el cuentito de espías en el contexto de la transición hacia la caída de la URSS, también se nos pierde el uso de las nuevas estrategias de mercado como un modo de entender el espíritu de época. Pero quizás, para peor, lo que se nos pierden son los personajes, apenas recuperados con cierto vigor en el final, cuando las cosas remontan entre corridas, persecuciones y juegos de poder a contrareloj.

Es notable como mucho del cine actual que intenta problematizar narrativamente las maneras de pensar los cambios históricos de máxima aplicada a historias de mínima, en algún punto, parece verse impelido a hacer del medio un mensaje olvidándose del carácter universal y anónimo de las historias, que en el fondo termina siendo un mejor consejero que mantenerse al pie de la letra sobre los hechos. En esa dubitación entre jugar y divertirse, como si se tratara de una película de aventuras en la guerra fría, y ser una película medianamente apegada a los hechos (pero también apagada, sin mayores luces aunque tampoco sombras), es en donde Tetris se va empequeñeciendo hasta casi desaparecer. La aldea es el mundo.

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter