The Rental

Por Mariano Bizzio

EE.UU., 2020, 88′
Dirigida por Dave Franco
Con Alison Brie, Dan Stevens, Jeremy Allen White, Toby Huss, Sheila Vand, Anthony Molinari, Jovani Ridler

La mirada que se abisma

Algo por el Mumblegore. Asi pudo haberse llamado este experimento inaudito de Dave Franco, que intentó meter en una licuadora (para que nos tomemos el brebaje sus invitados) al drama indie de parejitas, con el experimento psicológico del voyeurismo y la paranoia y, para finalizar, el ingreso de un componente completamente demodé como el cine de asesinos seriales (aunque la frialdad con la que Franco se propone retratar a su asesino está mas cerca de Henry, retrato de un asesino o inclusive de Michael Haneke o incluso de Yorgos Lanthinos antes que de los trihillers baratos de la década del 90 a los que esta película parece aludir desprejuiciadamente). Pero The Rental, que tenía todo para ganar, pierde, hacia su mitad, casi todo lo conseguido en los primeros 20′, pero recupera una parte de ese extrañamiento en los últimos 5′, acaso los mas perturbadores de toda la película.

Rental 1

A saber: dos parejitas alquilan una casa en las afueras en una zona hermosa. Se proponen relajarse pero en el medio entran algunas sustancias que funcionan como catalizadores, como aceleradores de procesos preexistentes (dos de los integrantes de las parejas cruzadas son compañeros de trabajo, y ante la ausencia de sus respectivas parejas tienen relaciones sexuales, algo que condiciona el resto de los días de retiro propuesto). El resultado multiplica los conflictos cuando los dos responsables del engaño a sus parejas reconocen que han sido grabados en cámaras dispersas por la casa, por lo que la primer sospecha recae sobre el encargado de administrar la casa alquilada. La llegada de esta persona, un equívoco y una muerte que parece accidental se encargan del resto. Les parece un plot pedorro? Si, lo es. Hay mucho de teatralidad en el conflicto de partida, naturalmente. Pero la película excede, por suerte, las ideas de base que bien podrían asimilarse a uno y mil casos vistos en la tv en algún telefilm sin imaginación.

Con todo en contra, sin embargo, la película logra encontrar un par de ideas y colgarse de ellas: sostener siempre la ambivalencia de la mirada exterior al conjunto, habilitar un fuera de campo relativo que nunca se actualiza, inclusive en el final, pero al mismo tiempo se agradece que la retahíla de lugares comunes en los que se asienta no constituya morlización alguna, tentación a la vuelta de la esquina (engaños, asesinatos, ocultamientos, etc). No, el crimen, el cierre es, en este sentido, homogeneizador, democratizante, como en los slashers mas inteligentes (de hecho el asesino serial que permanece en las últimas imágenes es deudor de los slahers metafísicos con personajes bigger than life antes que de las películas de asesinos seriales vengativos repletos de motivaciones .

Therental

El juego que propone The Rental, por tanto, ya no es un juego de reconocimiento y diferenciación respecto de los patrones estandarizados de un género (el thriller psicológico, el slasher, el drama intimista de parejas), sino el de la inserción de un elemento disrruptivo para con cada uno de estos géneros, como si en alguna medida la mirada externa, incomoda (hay algo que recuerda a Caché (Michael Haneke, 2004)) no fuera la corroboración de pertenencia a todos y cada uno de esos géneros y posibilidades sino la expresión de un límite cultural. Ese gesto elegante hace de algunas trampas que propone The Rental algo mas que una película remanida y olvidable, como muchos críticos postularon. Hay que perseverar en la mirada. Y abismarse hacia ella (pongan atención en todos esos planos y se llevarán una sorpresa que va a dar vuelta todo en 180 grados). Porque cuando uno observa demasiado sobre un abismo es el segundo el que se abisma sobre uno.

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