The Sinner – Cuarta temporada

Por Pedro Gomes Reis

The Sinner S04
EE.UU., 2021, 8 episodios de 45′
Creada por Derek Simonds
Con Bill Pullman, Cindy Cheung, Joe Cobden, Frances Fisher, Alice Kremelberg, Michael Mosley, Ronin Wong, Jessica Hecht, Neal Huff

Historia del crimen

Con una infinidad de puntos de contacto respecto de la balzaciana Mare of Easttown, la cuarta temporada de The Sinner (de aquí en más TSS04) se aleja cada vez más de sus temporadas iniciales, que estaban signadas por crímenes incomprensibles que solo podían ser desandados por una madeja de niveles de trama complejos y engañosos (una marca que con el tiempo HBO terminó tomando prestado y convirtió en una suerte de marca autoral de la emisora), para acercarse a una suerte de formato anacrónico como lo es el noir social, que coquetea con las formas del policial negro tradicional y su ausencia de explicaciones para suplir esa falta por una sucesión de justificativos encadenados sobre las formas de coexistencia en el marco de comunidades pequeñas (acaso traicionando el mismo espíritu del policial: el anonimato del crimen en las ciudades).

Policial de frontera y de comunidades-pequeñas-infierno-grande, lo que proclama TSS04 es menos una demanda de originalidad que un pedido de respeto a las tradiciones de un género que, si no posee en su interior un mínimo exponente de la sordidez de los policiales nórdicos, es pasado por alto. Y la realidad es que sería injusto pasar por alto a esta serie que se toma su tiempo (quizás demasiado para un espectador contemporáneo impaciente) para plantear y desplegar los problemas de casi cada uno de los personajes que vemos, como si en el fondo importara más el fresco social que la investigación policial (Pullman cada vez más entregado a los automatismos de la depresión del personaje) o el mismo protagonista (cuya centralidad había sido determinante en la tercer temporada, importante en la segunda y central en le primera). No, paraTSS04 el objeto de la obsesión está puesto en ese pueblo costero y en las relaciones entre los personajes antes que en la trama policial, que cuando comienza a desandarse no tiene mucho más que ofrecer que cosas relativamente esperables (un crimen silenciado a cambio de dinero, una trama de tráfico de personas, una falsa pista en torno a formas que coquetean con el terror pagano, y un crimen de origen, que en realidad funciona como excusa para abrir el abanico de posibilidades presentadas).

TSS04 es sólida, precisamente porque no necesita especular más allá de los códigos a los que el género adscribe por pertenencia. Hasta me permitiría decir que son su gran excusa para narrar otra cosa, que en este caso es una historia de migrantes a lo largo de los siglos (por un lado una tradición irlandesa, con más de 150 años en el lugar, por otro una migración coreana, con menos de 50 años en el lugar). En ese recorrido, TSS04 se propone, sin hacer sociología de manual, un recorrido posible sobre las imposibilidades de concebir el sueño del ascenso social si no media el delito (una fortuna familiar fundada sobre el delito desde su origen y sobreviviendo en base al delito…lucrando con inmigrantes mexicanos en el presente). Desde ese costado, el de la denuncia social, la serie no solo no descubre nada, sino que se plaga de lugares comunes. Por eso el núcleo duro debe ser buscado en torno a lo que los personajes hacen con esas tradiciones. Y como sólo un extranjero a esa comunidad puede ser capaz de reponer, ya no un orden, sino una consistencia histórica de los acontecimientos, ya que en TSS04 no hay necesariamente verdad y justicia, incluso aunque se cumpla la ley.

En su recorrido pesimista por las formas residuales del imaginario de ascenso social, hoy imposibilitado por las mismas flexibilidades del mercado (poca paga, condiciones de vida que impiden la autonomía, dependencia de regulaciones estatales que nunca hacen su trabajo correctamente), lo que narra TSS04 es menos una historia policial o un melodrama comunitario que una narrativa histórica policializada, como si en alguna medida se propusiera leer el movimiento de placas tectónicas al interior de una sociedad con el paso de las décadas como si se tratara de un crimen todavía presente. En esa inversión tópica que narra una cosa por otra reside el pudoroso encanto de esta serie, que paso casi desapercibida a finales de enero.

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