El toque Chan: la comedia de acción

Por Federico Karstulovich

Si algo sabemos quienes amamos la comedia de Buster Keaton es que su único y real heredero no se mueve dentro del territorio de la comedia tradicional, sino que, bien por el contrario (o no tanto) proviene del cine de acción. Los Keaton y los Douglas Fairbanks son algunos de los pocos (junto a los bailarines del musical hollywoodense clásico) que entendieron que el juego del cuerpo siempre fue un territorio de fiesta. Y que a esa fiesta había que registrarla con una ética para que la estética funcione.
Todo este bla bla bla nos lleva a Bazin, quien en su celebrado ensayo Montaje prohibido entendía que el rigor del peso del tiempo y el espacio eran drama con espesor cuando el registro optaba por mostrar el proceso, no en segmentarlo. De ese arte, el arte del realismo de la comedia física Jackie Chan sabe más que nadie. Por eso sus películas son más una suma de abstracciones en donde el cuerpo es una plastilina predispuesta a la fiesta que expresiones de un realismo sesudo. Por eso Jackie es corazón, porque no hay más profundidad en su cine que en sus músculos, en sus saltos, en sus acrobacias. Esa fe en la materialidad y en la forma más transparente de registrarla hubieran obligado a Bazin a ampliar y a mejorar su tratado sobre el montaje en el cine. Bueno, nosotros les proponemos que aprendan con Jackie una clase de ritmo en el montaje interno (sin cortes en el interior del plano) y externo (con cortes y entre planos).
Búsquense algo para tomar y comer. Play.

 

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