Desplazados

Por Gabriel Santiago Suede

Desplazados (Stateless) 
Australia, 2020, 6 episodios de 60′
Creada por Tony Ayres, Cate Blanchett y Elise McCredie 
Con Yvonne Strahovski, Jai Courtney, Asher Keddie, Cate Blanchett, Fayssal Bazzi, Marta Dusseldorp, Dominic West, Soraya Heidari, Rachel House, Kate Box, Clarence John Ryan, Claude Jabbour, Rose Riley, Helana Sawires, Darren Gilshenan, Phoenix Raei, Maria Angelico, Syd Brisbane, Farid Drokhshan, Allen Edwards, Quirah Firth, Ewen McMorrine, Nyambeche Calvin Mwita, Mirza Najafi, Burhan Zangana, Saeid Shahzadeh Safavi, Saajeda Samaa, Christopher Amalraj Selesteen, Barthlote Selvaraja, Stephen Tongun.

La zanahoria del burro

Por Gabriel Santiago Suede

No deja de haber algo de estafa en Desplazados (cuyo nombre original, Stateless, sin estado, parece ser mas adecuado). Esa condición quizás se deba a que en buena medida la promesa de lo que vamos a ver esté presente, es cierto. Pero al mismo tiempo esa promesa, que parece tibia en un inicio, sea la que termina comiéndose a la tentativa mas importante. Vamos a ponerle nombre a las cosas: una joven de tensa relación con su familia decide ingresar en una academia de baile -mas parecida a una secta de lavadores de cerebro que otra cosa-, que la absorbe y transforma en una persona incapaz de tomar decisiones. En paralelo un hombre ingresa a trabajar en un rol similar al de un carcelero en un centro de detención de inmigrantes. Y pese a que el trabajo es horrible se mantiene en el lugar por la conveniencia económica que supone el intercambio. En el mismo centro, una mujer debe hacerse cargo de la administración de los recursos antes de que las características inhumanas del lugar de detención salgan a la luz. A su vez, en ese mismo espacio, un padre y su hija, como inmigrantes ilegales provenientes de Afganistan, deben lograr conseguir la visa de ingreso antes de ser devueltos a su país, a riesgo de muerte. Bien. En esa dirección de cosas, la promesa de la cooptación de parte de la secta parece tomar un rol central en el primer par de capítulos. Pero esa centralidad se disuelve, se olvida en pos del desarrollo de la historia del campo de refugiados, que concentra a tres subtramas distintas, que con el paso de los capítulos se desdibujan, pierden peso o lo recuperan de forma forzada para confluir en los últimos dos.

Stateless Bonnie Elliott 2R 1

Pero el mayor problema de Desplazados no es su guión desflecado, ni sus personajes con arcos dramáticos previsibles (el inmigrante que se da cuenta que debe ser padre antes que persona, la alcaide del centro de detención que toma conciencia que debe dejar de ser una burócrata, el guardia que se da cuenta que por necesidad de dinero se ha convertido en un salvaje y violento, la chica insegura y manipulable que descubre que está ingresando en una esquizofrenia sin retorno), sino su recorrido tangencial por los “temas importantes” sin asumir el menor de los riesgos posibles, algo que desde hace buen rato atraviesa a buena parte de las series que podemos ver en Netflix con basamento en casos reales. Nada de lo que narra la serie, entonces, nos parece ni particularmente original, ni particularmente interesante (si lo es la premisa de origen: una ciudadana australiana aparentemente perseguida por una secta, con riesgo de muerte, decide permanecer en un centro de detención de refugiados extranjeros haciéndose pasar por ciudadana alemana), ni particularmente arriesgado, ni con personajes portadores de alguna empatía que nos vincule abiertamente.

Stateless

La pregunta que nos hacemos es ¿Por qué le damos la chance a esta serie y vemos los 6 capítulos de un tirón? Quizás las respuesta radique ahí mismo: es una serie cuyo mayor engaño es la postergación de las expectativas en torno a la premisa de origen. Porque como en casi todo montaje paralelo, las líneas que van por separado en algún momento se juntan (no puedo sino dejar de recordar uno de los mas extraordinarios usos del montaje paralelo y la confluencia narrativa como lo es Encuentros cercanos del tercer tipo). Pero aquí esa confluencia llega siempre a medias, siempre delegando algo para mas adelante, siempre adelantando la zanahoria que nos permita juntar las variantes. Y cuando el momento llega no podemos sino sentirnos profundamente decepcionados, porque se nos ha expuesto a la posibilidad de un encuentro que llega pero que no cosecha nada de lo que ha sembrado. Por eso la historia principal en un inicio parece mas una excusa para meternos de lleno en un relato coral en donde esa misma historia de achata, pierde peso y apenas si cumple un rol mas bien lateral, que es el de reunir a las demás.

Plagada de intenciones, cubierta de distracciones, desplegando tentativas que se desinflan como los globitos que pululan a lo largo de varios capítulos, nada de lo que nos promete Desplazados estalla en el momento correcto. O no estalla siquiera: el globo sube, gana altura rápidamente pero se desinfla para caer y perderse en el desierto de la oferta semanal de series en el contexto de pandemia. Otra vez emosidoengañados.

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