#Diálogos: Westworld – Tercera temporada

Por Varios Autores

Westworld S03
EE.UU., 2020, 8 episodios de 60′
Creada por Jonathan Nolan 
ConEvan Rachel Wood, Ed Harris, Thandie Newton,  Jeffrey Wright, Sidse Babett Knudsen,  Ben Barnes, Jimmi Simpson, Vincent Cassel,  Shannon Woodward,  Clifton Collins Jr.,  Luke Hemsworth, Ingrid Bolsø Berdal,  Louis Herthum,  Lili Simmons,  Steven Ogg,  Currie Graham, Aaron Paul,  Jeff Daniel Phillips,  Kyle Bornheimer,  Angela Sarafyan,  Talulah Riley, Leonardo Nam,  Nia Kingsley,  Tessa Thompson,  Simon Quarterman, Tao Okamoto, Tina Grimm, Catherine Fetsco,  Ptolemy Slocum,  Michael Wincott,  Wade Williams,  Betty Gabriel, Gustaf Skarsgård,  Fares Fares

Las ambiciones peligrosas

Por Ariel Esteban Ramos y Rodolfo Weisskirch

(Alerta. Hay spoilers de TODA la tercera temporada de Westworld, incluyendo detalles del desenlace del último episodio)

RW: Una temporada muy irregular

AER: Muy

RW: Por un lado, me gustó que se alejaran del parque. Se la juegan y se arriesgan en ese sentido. El tema es que prácticamente hicieron una nueva serie a partir del concepto de Rehoboam, el rol de Serac (Vincent Cassel) y la idea de tener una máquina que le escribe el destino a la gente común. Es una interesante parábola apocalíptica con coherencia, pero la solemnidad y la sobre explicación le juegan muy en contra. Y el rol de Dolores (Evan Rachel Wood) en todo eso, por momentos se me hizo demasiado ambicioso.

AER: El cambio de escenario era inevitable en el sentido concreto de salir de la jaula, pero también para ascender un nivel de realidad: conocé a tu creador. La mutación del concepto general de la imagen es tan espectacular que hasta las escenas íntimas me encandilan un poco. Es un divorcio muy grande respecto de aquel pueblito, el pago chico de los inicios. El camino de Dolores (que se convirtió en una suerte de agente Smith viralizado), y agregaría a Maeve (Thandie Newton) en esta idea, es la mejor encarnación del tótem que proponen las aperturas de Westworld cuando mirás las de las tres temporadas en forma consecutiva. Arranca con un caballo, el animal esclavo, sigue con un bisonte salvaje, animal de tierra que se libera rompiendo una pared y cae al vacío, y termina con el águila, animal solar que se va deshaciendo como Ícaro cuando se aproxima al sol. ¿Quién dijo que las máquinas eran incapaces de mitología y de hubris? En criollo, una evolución del espíritu (inteligencia, mente) influida muy fuertemente por reinterpretaciones nietzscheanas de esos mismos símbolos antiquísimos. Y no son las únicas, lo que me hace pensar en la carga enorme de pasado que tiene toda fantasía del futuro, por no hablar del presente.

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RW: Concuerdo totalmente. En sentidos metafóricos, es una de las series más intelectuales de la temporada. El problema es cómo se traduce la teoría y el concepto en narrativa. Porque la simbología está y es fiel al concepto de la obra de Crichton: la creación artificial del hombre toma autonomía y se vuelve en su contra provocando su propia destrucción. Así como el hombre ha destruido a sus dioses, aquello que el hombre diseñó lo termina destruyendo, algo que hemos visto en el cine y en la TV una y mil veces. Aunque acá se desea pensar que también podría ser una creación redentora, porque a fin de cuentas, el ser humano es autodestructivo. Ya sea por ambición de poder, de querer convertirse en el creador máximo de la existencia o simple codicia económica. Por eso también puede haber un costado salvífico.

AER: Es ahí donde justamente, ironías de la ambición conceptual, la serie tiene un destino tan desafortunado como Ícaro. Abundan las situaciones híperexplicadas para hacer rendir toda la red de referencias, que es muy densa. Y al final pasa un poco como en esos diálogos platónicos tempranos en donde los interlocutores de Sócrates parecen… robots, ¡o quizá deberíamos llamarlos anfitriones! Esto lleva a un contraste enorme entre los momentos puramente discursivos y las escenas de acción que quedan más bien zoncitas. Lo que decís respecto de esa iconoclastia de segundo grado es totalmente cierto (¡El Hombre ha muerto!), y en sus conclusiones sigue la línea de Crichton y su lectura de la hubris técnica. Pero le agregaría a esto dos movimientos complementarios. Primero, lo que comentabas de Rehoboam nos mete de cabeza en una utopía negativa de resonancias bíblicas: cuando Maeve llama despectivamente “títere” a Serac, es propiamente el lugar del profeta. Segundo, y esto me resulta más interesante, si los anfitriones hacían su camino evolutivo de autoconciencia, los humanos hacen el recorrido en espejo haciéndose robots de carne y hueso, entrando en una suerte de determinismo infligido por una superinteligencia que aplica el data mining total en una estrategia totalitaria con el fin de estirarle el tiempo de gracia a la especie humana. La solución fue dolorosamente estándar: Dolores pone sus esperanzas en el sujeto libre, que puede elegir y además tiene una actitud ética con el otro. No sé, la cosa venía tan ambiciosa que esperaba que Westworld diera alguna solución a los dilemas del libre albedrío. En opinión de Dolores la filósofa: es posible, pero it’s fucking hard.

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RW: En todo caso, igual iba a agregar que el tema de la revolución y el control monitoreado de la población me llevaron a El caballero de la noche y El caballero de la noche asciende. Ahí es Nolan puro. Y la persecución del episodio 5 (a mi criterio el mejor de todos) es calcada de la del Guasón y Batman. El concepto es interesante porque al final, aunque la humanidad se autodestruye, y el ser humano se robotiza, como bien decís, el enfrentamiento final es entre las creaciones. La que se hizo como entretenimiento y la que se hizo para controlar al humano. De todas formas, las máquinas toman el poder, y el enfrentamiento podría haber sido más interesante de lo que es, sino fuera que en el medio se coló un personaje que me terminó haciendo mucho ruido.

AER: ¡Nómbrelo! Denuncie.

RW: Caleb (Aaron Paul). O sea, me parece un personaje forzado para que la serie no sea tan pesimista y robótica, ese toque esperanzador típico del clasicismo. No todo está perdido, hay un humano bueno y con conciencia. Ojo, el personaje está bien construido (mucha inspiración en El embajador del miedo, versión 1961), pero toda su subtrama e historia personal fue soporífera. Al mismo tiempo su incorporación en la trama se siente un poco bastante forzada. Es más, le terminan dando tanto énfasis a su personaje que como consecuencia le resta incidencia a Charlotte (Tessa Thompson), que juega un rol mucho mas interesante.

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AER: Creo que hay razones, también clásicas, para traer a Caleb, y tengo que hacer fuerza para no escribir Jesse Pinkman (hay en el casting algo así como una tendencia lombrosiana, tipologías de roles). Es muy difícil salir del paradigma de la figura mesiánica. Parecía que iba a ser Dolores, pero si lograba salvar a la humanidad ella solita o con sus copias, ¿qué merito habría supuesto eso para la humanidad? ¿Amenazados por la licuadora y salvados por el lavarropa? No, la posta mesiánica tenía que pasar a manos humanas. Lo interesante de Dolores, que “triunfa” en su sacrificio como heroína, comprometida e inmolada como Brunilda, es que no acaba ahí: la actriz cambia, pero Charlotte también es Dolores. Lo cual me lleva a la otra figura con resonancias míticas: la integración de lo solar y lo lunar. La copia de William (Ed Harris) le anuncia que llegó al fin del laberinto, donde lo estaba esperando él mismo, su lado oscuro, mientras suena Pink Floyd. Pero esto no le pasa sólo a él: también les pasa a los anfitriones. El lado oscuro de Dolores resucita en la piel de Charlotte (acusaciones de racismo en 3, 2, 1…), en donde ya no se puede hablar de una copia porque pasó por experiencias que la hacen distinta de su “original”. Más que la inteligencia, orgánica o artificial, el término común de los organismos sintéticos y naturales parece ser la experiencia. En este movimiento cruzado de experiencia y aprendizaje, Caleb pasa de robotito asesino de humanos potencialmente problemáticos a mesías, mientras que Dolores-Hale pasa de salvadora de la humanidad a nueva jefa de Kaos.

RW: Si. El arco dramático de Charlotte es interesante, aunque siempre pensé que no era enteramente Dolores, sino Clementine con la mente de Dolores y apariencia de Charlotte. Vos fíjate el gesto que hace con las manos. La sensibilidad del personaje es similar. Y aún así, cuando Clementine regresa no se parece tanto a Clementine, como sí esta Charlotte/Dolores. Sin embargo, después del asesinato de su familia, que provoca que se rebele contra su creadora, el personaje prácticamente desaparece de la serie, salvo por ese epílogo junto a William. Y hablando de eso… ¿No se te hizo muy forzada toda la subtrama del personaje de Harris? Suma realmente muy poco. Tiene momentos altos, como la sesión con todos los William, y Harris hace todo de taquito, pero tanto él como Bernard (Jeffrey Wright), me interesaron muy poco. Sí, es más divertido el rol de Maeve. Aunque su psicología sea bastante chata. Es un personaje con poco vuelo narrativo, entonces la limitaron a jugar el rol de figurita de acción y no está mal.

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AER: Maeve quedó limitada, pero es una anticipación de que los anfitriones no son Terminator, y que su inteligencia, sus experiencias y sus egoísmos los hacen diferenciarse más que coincidir. Un poco a la manera de sus creadores. Bernard va a la zaga de la acción real, pero había que darle minutos para no hacerlo desaparecer durante toda una temporada. A lo mejor será el próximo mesías del mundo robot: habrá que ver qué trae de su periplo en el otro mundo. Me quedé, mea culpa, con la idea de que la nueva Hale era apenas otra copia de Dolores, que ya había producido a Martin (Simon Quarterman) y al jefe Yakuza, pero es cierto que tiene totalmente otro estilo. Y Google (Rehoboam versión 1.0, ejem) me dice ahora que los fans tienen discusiones bizantinas acerca de la identidad que ahora ocupa el cuerpo sintético de Hale. Se verá. Vuelvo brevemente al tema del lado oscuro: es imposible no pensar en los temas de la esquizofrenia y el doble, que están presentes en toda esta última deriva: en el creador de Rehboam, el otro Serac y sobre todo en la inteligencia artificial hecha a su imagen, Solomon, el otro Rehoboam. Homenaje lejano quizá a HAL 9000, santo patrono de las máquinas destinadas al diván.
Otra referencia lejana en el cruce de enfermedad mental y autómatas son los cuentos de Hoffmann. De alguna extraña forma, se sugiere que la A.I. sana Rehoboam toma medidas patológicas en el mundo real y que su doble Solomon, aunque internado y con chaleco de fuerzas electrónico, tiene una perspectiva más humanizada. Un guiño quizá sobre la locura que entraña toda cordura y viceversa. En síntesis, la cadena de estas imágenes, mitos y referencias es infinita y si bien creo que está bien orientada por los guionistas, se come mucho a la historia, y hacer una bajada con eficacia narrativa a una temporada con dos capítulos menos me dejó gusto a resumen, lo que nunca sucedió en la primera temporada, por ejemplo.

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RW: Concuerdo con lo que apuntás. La dualidad está presente en toda la temporada. Los enfrentamientos son entre dos facciones buen marcadas así como las alianzas. Y así como Serac (buen trabajo de Cassell) tiene su gemelo maldito, Rehoboam también. Dolores, tiene a Charlotte, y William, al final, también. Coincido que será clave Bernard en la próxima temporada. Con respecto a la reducción de episodios, yo creo que se nota en la mitad. Los primeros cuatro episodios son tediosos. Cada uno, enfocado principalmente a la perspectiva de un personaje (reminiscencias que le quedaron colgando a JJ Abrams). Y los cuatro finales, los más movidos y atractivos, desencadenan directamente al enfrentamiento final (que se hace un poco repetitivo: ¿cuántas veces van a pelear Dolores y Maeve?) Siento la ausencia de esos dos episodios de transición en el medio, esa meseta necesaria para que la (sobre)información tome forma y asiente las bases para el clímax de los últimos capítulos.

AER: Como suele suceder con tantas series, quedamos pendientes de un cierre que supere las flaquezas que van apareciendo cuando una idea se amasa tan fino. Podría traicionarnos, como ha ocurrido con tantas otras. Fue quizá la temporada más ambiciosa y en algunos sentidos la más floja. Al final quedamos también en cierta esquizofrenia, entre esperanzados por un final que esté a la altura y el cinismo que prevé la pinchada de globo.

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