Five came back

Por Federico Karstulovich

Five Came Back
Estados Unidos, 2017
Tres episodios de 60′ cada uno
Dirigida por Laureant Forceau
Con testimonios de Steven Spielberg, Francis Ford Coppola, Guillermo Del Toro, Paul Greengrass, Lawrence Kasdan

El museo de cera

Por Federico Karstulovich

La expresión hablar con el diario del lunes es una de las figuras más acertadas para describir a los enunciados (y a los enunciantes) que carecen de riesgo. Hablar con el diario del lunes, para quien todavía no sepa qué significa esa expresión, no es ni más ni menos que hablar e interpretar un hecho como siempre fuera presente y en desarrollo cuando en realidad el hecho ha finalizado y se conocen las causas y consecuencias del mismo. En ese aspecto, cada tanto, suele decirse que cuando una película habla con el diario del lunes no habla asumiendo una voz disonante, una voz distinta, sino que apela a lo estable, a lo esperable, a lo conocido. Y como bien sabemos -esto no quiere decir que esté mal, sino que supone un razonamiento conservador- lo esperable, lo conocido, no propone riesgo alguno, sino que consolida lo canonizado. Entre esa conservación y la actividad de ciertos museos no hay demasiada diferencia.

Presentada como la gran miniserie documental sobre la toma de conciencia política de algunos directores del Hollywood clásico, Five came back no deja de ser, en el fondo, una venta de humo de calidad, que si bien a primera vista parece proporcionarnos una nueva mirada a una serie de hechos en mayor o menor medida conocidos para cierto sector de la cinefilia americanófila, en el fondo, al final del patio trasero de los deseos ocultos no hace más que confirmar algunas nociones que el diario del lunes ya nos había contado sobre varios de esos directores.
Sospecho, por otro lado, que quizás buena parte del prestigio de esta miniserie documental radique en su condición de retrato de artistas consolidados a los que les aplica una mirada desfasada en el tiempo, como si nos quisiera convencer (a modo de un verdadero noticiero cinematográfico de la década de los 40) que lo que estamos viendo sucede en tiempo presente y que esos directores están siendo interpelados por las preguntas y cuestionamientos presentes (valga la aclaración: no le demando a la película el cuestionamiento político antibélico, sino su oscilante estrategia narrativa entre exponer una idea y ocultar el brazo). Pero nada de eso sucede. Nada de lo que narra Five came back indaga en los claroscuros de estos cinco directores que decidieron enlistarse en el ejército y, desde la plena conciencia del lenguaje cinematográfico, usar al cine como instrumento comunicacional para generar conciencia del enemigo y de unidad nacional en un contexto de hostilidades abiertas para con el eje nazi.

A mitad de camino nos quedamos cuando queremos saber más sobre la competencia desmedida que Capra vivía para con otros directores, intentando sobresalir y ser más americano que los americanos y más patriota que los locales (siendo él un extranjero). A mitad de camino se nos deja cuando vemos que Ford no supo o no pudo resolver cómo construir una película de propaganda que a la vez no quebrara su perspectiva personal frente al conflicto. A mitad de camino nos quedamos cuando vemos el periplo de Wyler y la relación entre su cine previo a la guerra y la necesidad de cambio de perspectiva. A mitad de camino nos quedamos cuando indagamos sobre Huston y su crítica innegociable hacia las consecuencias de la guerra. A mitad de camino nos quedamos cuando vemos cómo “lo real” afecta de manera irreversible al cine de Stevens. Si, es cierto: cuanta mucho que no sabemos o no sabíamos del todo, lo cuenta con lujo de datos y fuentes, pero no arriesga. No cuenta nada de la contradicción frente al hecho (el hecho de ser colaboradores del ejército en una guerra no es menor). Y en ese sentido es que la miniserie no dilucida pero tampoco echa nuevos claroscuros. Entonces la pregunta que uno se hace retumba en la gran tradición del cine bélico: cuánto de lo sucedido  refiere realmente a actuales contradicciones de los protagonistas reales de los hechos (los directores), y si la miniserie supone un cuestionamiento sobre lo visto o cuánto de lo narrado busca el vacío de sinsentido de una gesta militar.
Y la realidad es que nada de eso llega sino es por cuentagotas, aisladamente.

Five came back, con sus tres episodios, se ve rápido, es fácil de seguir y de entender. Pero no le pidan mucho más que eso y muy buena información (datos, fuentes) de primera mano a la vez. En el medio se nos queda la frustración de un proyecto que demandaba mayor abarcación pero que, diario del lunes mediante, redujeron a tres. El diario del lunes precisa leerse rápido. Pero llega tarde, cuando todo está frío y cerrado. Y, quizás, al fin y al cabo, la miniserie tampoco nos necesite: en tierra de certezas, la duda navega mal.

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