Rompan Todo

Por Agustín Campero

Rompan todo: La historia del rock en América Latina
Argentina, 2020, 6 episodios de 45′
Creada por Picky Talarico, Nicolas Entel & Nicolas Gueilburt
Con intervenciones de Soda Stereo, Café Tacvba, Charly García, Molotov, El Tri, Los Prisioneros, Fito Páez, Aterciopelados, Maná, Andrés Calamaro, Los Fabulosos Cadillacs, Zoé, Mon Laferte, Los Auténticos Decadentes, Illya Kuryaki and The Valderramas, Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Julieta Venegas, Los Tres, Juanes, Botellita de Jerez, Juana Molina, Fobia, Enrique Guzmán, Rubén Rada, Santiago Auserón, Litto Nebia, Álex Lora, Julissa, Javier Bátiz, David Byrne, Pedro Aznar, Hugo Fattoruso, Sergio Arau, Pablo Carbonell, Antonio Carmona

Orden y progreso

Tom Lupo le preguntó, y Luca contestó: “¿Qué es el rock? El rock es el kcor, al revés”. En el documental “Rompan todo” Calamaro dijo: “El rock es sexo, drogas y rock and roll, o al menos dos de ellos”. 

En Rompan todo tenemos un poquito de música, muy poco de rock, casi nada de drogas y poquísimo de sexo y sensualidad. Y definitivamente nada de kcor. El camino, casi siempre, es el del mainstream consagrado, en especial el que nutrió las correntadas principales de MTV y los canales de cable de música desde México para el sur. Y muy particularmente aquellas corrientes subrayadas con instrumentos y ritmos autóctonos previos, locales, tradicionales, forzados o no. Hay una valoración y un sobredimensionamiento de aquellos grupos y discos que hunden sus raíces en los folklores geolocalizados y que escriben letras con contenido. 

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Dentro de Rompan todo no hay tensiones al interior de la propia cultura rock. Se concibe al rock como una consecuencia, una reacción o un amoldamiento a la realidad que lo determina: no tiene autonomía. “Rompan todo” arroja la historia del rock a las fauces frente a las cuales los músicos de rock, su público, la cultura rock se quiso afirmar. En esa línea, se subraya, se festeja, se celebra la letra con contenido político y social, la ubicación de los músicos en una toma de posición comprometida con la agenda política, aún en grupos como Viuda e hijas con la canción en la que mencionan al FMI o con Pedro Aznar señalando cómo Serú Girán quiso dar un giro entre su primer disco y “La grasa de las capitales”, aceptando como válido el criterio de que hay que hablar de la realidad política y hay que acomodarse a lo que el público quiere, o esta preparado, para escuchar. 

Para Rompan todo el rock no se nutre de otras artes, de expresiones no musicales, no existen fertizilaciones cruzadas. El rock es un compartimento estanco con poca permeabilidad no sólo a las intensidades expresivas de las ciudades, sino también al rock que no viene de la región, a no ser por las puntadas iniciales con Elvis y The Beatles. Apenas hay algunas menciones asordinadas a las new wave, al punk, al trap. El principal canal de streaming del mundo ya hizo su historia oficial del rock latinoamericano en español y para esa versión oficial los Ramones vinieron después que los Sex Pistols. 

Gustavo Santaolalla Produce Y Participa Como Entrevistado Rompan Todo

Me desmiento: en Rompan todo sí hay una tensión, o dos, que son exclusivas del rock. Está la polémica sobre llamar a romper todo o a la toma del poder, con Billy Bond o con el festival de Avándaro en México. Para Santaolalla Billy Bond fue imprudente y tonto porque con su “Rompan todo” en el Luna Park recluyó al rock a un fenómeno de cueva, retrasó su explosión popular, aplazó su desarrollo como negocio. La misa lógica en el caso mexicano. Aunque la diferencia entre una y otra es que Bond aprovechó una energía latente para un recital de rock, y el grupo mejicano “Peace & Love” hizo la operación inversa. 

La segunda tensión es entre Santaolalla y el Charly García de Santaolalla. “Mientras miro las nuevas olas, yo ya soy parte del mar” le causó enojo a Santaolalla, porque le dio la sensación de que Charly quiso decir que estaba hecho, como si el rock estuviera muerto. Lo dijo en aquella época (con su vuelta a Argentina) y ahora para este documental que él mismo produjo, que protagoniza, y que protagonizan los grupos que produjo. En esa misma época Charly promovía a las Bay Biscuits en los recitales de Serú, se reía de aquellos que se quejaban de la música disco, metía humor en sus recitales y parafraseaba a Billy Bond para que rompan todo. La respuesta a la quietud de Charly para Santaolalla era, por supuesto, su grupo Wet Pic Nic. 

La puesta en escena de”Rompan todo” es consistente: las ciudades referidas son casi todas capitales de países, los planos que separan la división geográfica son prolijas tomas hechas desde drones elevados, con grandes edificios y autopistas transitadas. El punto de vista es altísimo, casi satelital, incapaz de meterse en cuevas y recovecos. Entonces lo que queda es esa mirada superior y superficial, con pocos matices, reflexionada desde cómodos livings de los últimos pisos de esos altos edificios. 

Charly Garcia 1024X768 1

Es cierto que el cuerpo que se busca documentar es inabarcable y que cualquier decisión de qué poner y qué sacar iba a ser arbitraria e injusta. Sólo con el rock uruguayo podrían tomarse tres capítulos completos. En “Rompan todo” el rock uruguayo es tocado de costadito. Ponerlo a Rada sólo como comentarista, sin su música, sin su trayectoria, sin sus consecuencias,  es un reflejo del modo de aproximación que los realizadores tienen con el rock. 

Ese tipo de decisiones abundan: lo mismo le pasa a Celeste Carballo, que toca “Desconfío” de Pappo con varias tapas de discos de fondo, algunos muy importantes, y quizás el más importante disco del rock hecho en Argentina, Artaud. Con esa decisión saldan poner en escena discos importantes y a una rockera de trayectoria. Algo parecido sucede con Juana Molina, otra rockera rupturista y arriesgada, que aparece diciendo muy poco más de que se compró el disco de Palito Ortega. El cálculo es el propio de una brochette: ensartar en fila varios bocados para dejar el balance más o menos saldado. Un tipo de resultado muy de productores obsesivos en la fórmula del éxito, que en definitiva es el tipo de costura que termina de confeccionar la prenda. “Rompan todo” es un documental sobre productores, sobre decisiones de producción, que aplaude el éxito comercial masivo y el producto que es más o menos homogéneo respecto de otros productos. Y es, en particular, un documental sobre Santaolalla. Su participación como músico y autor está sobredimensionada incluso cuando se refieren a Arco Iris (un muy buen grupo excéntrico, que además de Santaolalla contaba por ejemplo con Ara Tokatlian, sobredimensionada está también la importancia de Wet Pic Nic  y los grupos y músicos que él produjo. Esto se lleva al extremo con la presencia de Bajofondo, totalmente fuera del registro de la cultura rock, y si estuviera en la cultura rock totalmente agrandado en un documental donde David Byrne pone bien en el centro de la imagen los libros de su autoría y en donde aparece bailando el actor Tristán. Donde no están Invisible, La máquina de hacer pájaros, Los Ratones Paranoicos, Daniel Melero, Francisco Bochatón, Las pelotas, Riff, V8, Ricardo Iorio, Actitud María Marta, Memphis La Blusera, para nombrar algunas ausencias de Argentina. 

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Rompan todo tiene que no ser rock porque tiene que quedar bien. Tiene que ser correcto sobre todo a partir de aquello que se espera positivamente del rock: que sea comprometido, que tenga contenido, que de cuenta del momento histórico, que acompañe sin desentonar la fuerza arrolladora de la historia. Fuerza mencionar las cuestiones de género y lo soluciona poniendo algunas pocas mujeres (casi todas sin su música o sus efectos sobre el rock)  y haciendo un resumen con planos vertiginosos de mujeres arriba del escenario. Se aleja de las tensiones internas, se aleja de los cuerpos transpirados arriba y abajo del escenario, se aleja de la sensualidad y del sexo, se aleja de la influencia de las drogas. 

Así y todo el documental genera pregnancia, sobre todo en sus primeros capítulos. Cuando aparece la música, cuando el sonido se desarrolla, el rock ocupa los espacios y todo se eleva. También cuando aparecen los excéntricos, los raros peinados nuevos antiguos y contemporáneos, los rupturistas, los buenos músicos, los rockeros que no saben tocar tres acordes y que son capaces de hipnotizar. 

Pero también, con el poder de las imágenes, genera desgarros. Durísima y sanguinaria es la historia de la región, en la que la libertad es, en el saldo histórico, un componente escaso. Durísima también es la decadencia, la falta de avances generalizados en el bienestar. Durísimo es para los argentinos ver el declive del país, el reflejo de ello en la pauperización del público rockero y el interrogante respecto al devenir del rock y la música popular. 

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