Stranger Things – Cuarta temporada – Parte I

Por Varios Autores

Stranger Things 4 – Vol. 1
EE.UU., 2022, 7 episodios de 75′ aprox
Creada por Matt Duffer y Ross Duffer 
Con Millie Bobby Brown, Finn Wolfhard, David Harbour, Winona Ryder, Sadie Sink, Gaten Matarazzo, Caleb McLaughlin, Noah Schnapp, Dacre Montgomery, Charlie Heaton, Natalia Dyer, Joe Keery, Cara Buono, Maya Hawke, Amybeth McNulty, Myles Truitt, Regina Ting Chen, Grace Van Dien

Quisiera ser grande

Por Gabriel Santiago Suede y Luciano Salgado

GSS: Cada nueva temporada la apuesta se sube un poquito más, algo que a priori no es bueno o malo, sino una declaratoria de principios. En todo caso, a diferencia de temporadas previas (como la segunda, la más fallida de todas), el hojaldre cinéfilo y literario que se despliega en citas laterales y frontales hace menos ruido, es menos tóxico para el avance narrativo, como si en alguna medida, luego del paroxismo autoconsciente de los 80s que suponía la tercer temporada, Stranger Things, en su cuarta temporada, hubiera decidido volver al clasicismo más tradicional. Sin abandonar el pop y sin abandonar las necesidades meta textuales que la caracterizan, pero, en todo caso, volviendo a poner el eje en las imágenes y en la narrativa antes que en el artefacto cultural. Por eso cuando uno piensa en esta temporada tiene que hacer un recorrido casi griffithiano, ya que a partir de un determinado momento todo aquello que estaba unido y articulado se desdobla en varios ejes narrativos en paralelo (los hechos en torno a Eleven y el retorno al laboratorio, los hechos que suceden en Hawkins, los que suceden en Rusia y los que suceden con el grupo de remanentes, de baja incidencia en esta primer entrega pero seguramente determinantes en la que siga).

LS: Me gusta lo de Griffith. Aunque también podríamos haber pensado en el Spielberg de Encuentros cercanos del tercer tipo. La estrategia de esta cuarta temporada, si bien lleva los materiales al paroxismo (en términos de producción, al menos comparativamente con las temporadas anteriores) no deja de ser más limpia, acaso porque las alternancias y paralelismos que nos plantea no dejan de armar una trenza ordenada de lineas narrativas con sus correspondientes ejes de relato. Asi las cosas, no puedo dejar de decir que en esta temporada los personajes quedan un poco mas relegados, sin tanta evolución de arcos dramáticos (excepto Eleven, pero tampoco tanto), algo que le proporciona a toda la experiencia una velocidad de tránsito mayor (esa densidad de narrar a cada uno de los personajes le imponía a la segunda temporada un lastre importante). La concentración en las narrativas de máxima y la revelación final (que en realidad nos fue anticipada una y mil veces si observábamos con atención los ojos de Vecna, en esos planos frontales innecesarios…hasta que logramos entenderlos) permiten que el asunto no se tome demasiado en serio a si mismo (aunque nunca llega al territorio de la autoparodia de la tercera temporada).

GSS: No obstante hay todo un juego hitchcockiano en esta temporada, uno que nos obliga a afilar la mirada, ya que todas las decisiones narrativas y formales están, a diferencia de otras, cuidadas al milímetro, obteniendo de cada escena un nivel de información bastante más complejo de lo que pensamos (una decisión de desenfoque, un travelling, una puesta de cámara en una angulación enrarecida, una profusión de colores, una persistencia de cierto tipo de sonido que revela información clave), como si todo el tiempo la serie nos dijera look closer (el mayor dato de todo esto está en los ojos de Vecna, tal como mencionabas). De ahí que la elegancia de su propuesta no venga por ninguna renovación al punto de partida con el que trabaja (el cine y las series sobre el coming of age), ni por un comentario sobre la cultura popular de los 80s (como en la segunda, de la que ya nos cansamos de hablar mal), ni por ninguna presunta “oscuridad” que se le asignaba a la temporada a priori (por el solo hecho de que los chicos crecieron y ya pagan monotributo en AFIP). Su sofisticación e ideas proviene de un contrato distinto con el espectador, acaso mucho mas cercano esto a lo que suele proponer el cine de James Wan (otro cinéfilo pop que aprendió con los años) antes que a los artefactos que estamos acostumbrados a ver en esta clase de series.

LS: De todos modos no puedo dejar de pensar que esa autoconciencia, esa demanda de un rol activo en el espectador es también, a su manera, un modo de plantearse límites hacia adentro, como si esta cuarta temporada también estuviera confesando que sus ideas comienzan no a oxidarse pero si a cristalizar en una dirección de cosas, no casualmente conforme se produce el crecimiento de los personajes. De ahí que sea menos que imposible dejar de pensar en el vínculo con Pesadilla (en particular la primera y la tercera, en este caso homenajeada también con la presencia de Robert Englund) pero también con It (la novela, claro, no la película de 2017), en donde un pueblo, en ciertas circunstancias, con ciertos personajes, opera como parte por el todo, ya no de un territorio pero si de una experiencia: lidiar con el trauma de hacerse grande y no entender un carajo nada de lo que te rodea. El problema es que desde hace rato que ST no sabe qué más hacer con esto. Por eso prolonga ese vacío con el territorio de la aventura, que como sabemos, es el territorio de llenado del vacío por antonomasia. La segunda entrega o Vol 2 de esta cuarta temporada tendrá apenas dos episodios pero con una duración descontrolada, sumando casi 5 horas entre ambos. Tengo alguna cifrada expectativa con lo que pueda suceder en el orden de la evolución de los personajes, pero tengo serias dudas con aquello que pueda suceder con la quinta temporada, con los personajes casi a diez años de iniciado el asunto e ingresando a la adultez.

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