Truth Seekers

Por Pedro Gomes Reis

Reino Unido, 2020, 8 episodios de 25′
Creada por Simon Pegg & Nick Frost 
Con Nick Frost, Emma D’Arcy, Samson Kayo, Malcolm McDowell, Simon Pegg, Susan Wokoma, Kelly MacDonald, Julian Barratt, Rosalie Craig, Hiten Patel, Isaiah Joshua Chambers, Scarlet Grace, Al Roberts, Peter Rugman, Stephen Samson, Alex Bartram

You’re my best friend

Tengo un afecto particular por la dupla Pegg&Frost. Ambos me han acompañado (a mi y a tantos otros) a lo largo de una década como la de los primeros 2000s a golpe de empatía y amor por los géneros. Asi que cuando me enteré, al finalizar 2020, que ambos habían pergeñado una nueva serie para TV, concentrada en este caso en la comedia de terror (algo que no siempre funciona), me anoté enseguida. Un par de meses después, aquí estoy escribiendo sobre Truth Seekers, que, siguiendo el plan habitual de la dupla, no hace otra cosa mas que construir un mundo acolchonado de personajes queribles, de situaciones que nunca pegan el salto de lleno hacia el género con el que coquetean y, por el contrario, eligen esa religión narrativa que dice que los personajes son oro, porque son un punto de apoyo a partir del cual podemos mover el mundo.

Truth Seekers, es, por decisión propia (y en parte también por defecto, ya que algunas de las cosas que se plentea quedan a medio camino debido a la incapacidad de transitar el formato entre la autonomía de las antologías y el continuo propio de los seriales) una serie sobre arcos dramáticos, con personajes que deben resolver cuentas pendientes. Esa sensación de fragilidad que exhiben a lo largo de 8 episodios, no obstante, precisa de las conspiraciones y tramas sobrenaturales, si, pero al mismo tiempo bien podrían prescindir de ellas. En ese punto es que uno se pregunta si la serie se maneja con la misma precisión -con el género que aborda- que los dos creadores supieron demostrar en otros tiempos. Porque si bien es cierto que hablamos de personajes queribles, la sensación que trasciende es que algo del formato de los géneros como excusa comienza a desgastarse de a poco. Por eso también se siente el peso de la ausencia de un autor que encarrile ese recorrido ya sea por el policial, por el terror, por el fantástico o por la ciencia ficción, como los trabajos compartidos con Edgar Wright.

La pregunta que nos hacemos entonces, por lo tanto, es si este formato de trabajo tiene futuro si es que Pegg & Frost no deciden reinventarse. O bien jugarse por fuera de los géneros y apostar a los personajes por completo. O bien ahondar el camino de los géneros hacia un tono más “comprometido” (o acaso más verosímil, esa palabra odiosa). O bien reencontrarse con una mirada autoral que permita un “salto evolutivo” (las comillas son porque no creo tanto en la evolución como en el cambio). Pero indistintamente de lo que resuelvan a futuro, lo que si puede ostentar Truth Seekers es su capacidad para construir una evolución conciente, humanista, querible y creible de gente que no puede más consigo misma y que un día decide unirse para sentirse un poco menos paria.

Salidos de la cabeza de dos personas que siempre han puesto a la amistad en el centro de sus creaciones, lo que hacen Pegg & Frost conTruth Seekers no es nada muy distinto a lo que alguna vez, hace mas de tres décadas, hizo Ivan Reitman con sus aproximaciones al mainstream desde la fusión genérica en películas como Cazafantasmas. Es cierto: no hay novedad. Pero hay amor por las personas que no tienen un lugar en el mundo más que junto a otros que sufren tanto como ellos. Sobre esa certeza humanista Truth Seekers se vuelve querible. Por eso la acompañamos hasta el final, como si nos despidiéramos de un viejo amigo.

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