{"id":20981,"date":"2018-06-25T13:00:12","date_gmt":"2018-06-25T16:00:12","guid":{"rendered":"http:\/\/www.perroblanco.net\/?p=20981"},"modified":"2018-09-03T13:20:43","modified_gmt":"2018-09-03T16:20:43","slug":"postbafici-13-a-horrible-woman","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.perroblanco.net\/postbafici-13-a-horrible-woman\/","title":{"rendered":"#PostBafici 2018 – (13): A Horrible Woman"},"content":{"rendered":"

A Horrible Woman <\/strong>(En frygtelig kvinde)
\nDinamarca, 2017, 86′
\nDirigida por\u00a0Christian Tafdrup
\n<\/span>Con\u00a0Anders Juul, <\/span>Amanda Collin, <\/span>Rasmus Hammerich, <\/span>Nicolai Jandorf Klok, <\/span>Danny Thyk\u00e6r, <\/span>Carla Mickelborg, <\/span>Nicklas S\u00f8derberg Lundstr\u00f8m, <\/span>S\u00f8ren Hauch-Fausb\u00f8ll, <\/span>Heidi Keller, <\/span>Vibeke Hastrup, <\/span>Thomas Dalmo Nommesen, <\/span>Fanny Louise Bernth, <\/span>Mads Tafdrup, <\/span>Christian Tafdrup, <\/span>Frederik Carlsen, <\/span>Andreas Kabel<\/span><\/p>\n

Ordinary World<\/strong><\/p>\n

Por Federico Karstulovich
\n<\/strong>
\nLos finales de festival son duros, porque nos dejan a los cin\u00e9filos con una suerte de inercia que cae por el despe\u00f1adero hacia el vac\u00edo. Por eso suele ser recomendable terminar un festival con un momento alto, de felicidad plena, como en algunas ocasiones nos suele pasar. No obstante, en los \u00faltimos a\u00f1os no la vine pegando. En 2017 termin\u00e9 con una pel\u00edcula terrible, australiana. En 2016 tambi\u00e9n. 2018 era el a\u00f1o del desempate, el de la alegr\u00eda. “Dec\u00edan que ser\u00eda divertido” ver esta comedia negra danesa que cargaba con algunos buenos antecedentes. Bueno, el cierre lo trajo una de las pel\u00edculas m\u00e1s desoladoras que recuerde para finalizar un festival. No, no porque se trate de esas pel\u00edculas con marca indeleble de hijaputez como las que suelen entregarnos Hakeke-Von Trier-Noe-I\u00f1arritu-Lanthinos-Ostlund y alg\u00fan otro mercachifle de turno de esos que practican el sadismo como convenci\u00f3n regular para el mundo. No, en este caso la desolaci\u00f3n tiene otro nombre. La manipulaci\u00f3n y los l\u00edmites del control en el marco de una pareja son el centro de esa pesadilla que fue acusada de mostrar un machismo galopante al poner en el centro a una manipuladora de film noir pero metida en el interior de una comedia rom\u00e1ntica\/melodrama dom\u00e9stico.<\/p>\n

\"\"<\/p>\n

A Horrible Woman<\/em> resulta desesperante porque sabe tocar las teclas adecuadas que reverberan en todas y cada una de las parejas mon\u00f3gamas que conocemos, porque traen al centro del hurac\u00e1n lo que vemos naturalizado (o naturalizamos en nuestras propias parejas) pero que en el fondo puede funcionar como el principio de una pesadilla. Y es que, quiz\u00e1s, lo m\u00e1s inquietante de la pel\u00edcula de\u00a0Christian Tafdrup es que describe algo que pocos quieren ver o decir: que detr\u00e1s de todo proyecto de pareja, detr\u00e1s de todo proyecto de armado de un mundo con otro hay tanto de construcci\u00f3n como de destrucci\u00f3n. Hay tanto de amor como de monstruo. O en todo caso: detr\u00e1s de todo acto amoroso hay un acto monstruoso que se visibiliza solo cuando nos corremos levemente de lugar. Y lo que puede ser un intercambio de palabras sobre el d\u00eda de cada uno se traduce en un selectivo control. Y lo que parece la planificaci\u00f3n de una vida conjunta emerge como un paulatino proceso de manipulaci\u00f3n. De ah\u00ed que, detr\u00e1s de su coqueteo con los g\u00e9neros, quiz\u00e1s el que m\u00e1s permea en la estructura fina de la pel\u00edcula no es otro que el terror psicol\u00f3gico. El encierro, s\u00ed, puede ser una clave de esto (es notable c\u00f3mo la pel\u00edcula trabaja la paleta de colores y la luz para meternos de lleno en la pesadilla, pero a su vez iluminar cada vez m\u00e1s todo, como si en el fondo buscara mostrarnos el negativo de un mundo al cual hemos clausurado su interpretaci\u00f3n), pero no la \u00fanica. A ver: no estamos ante\u00a0<\/span>Possession\u00a0<\/em><\/span>(Andrej Zulawski, 1981), que era una verdadera pesadilla literal y figurada sobre el desmembramiento de una pareja y sobre su imposibilidad de separarse sin hacer da\u00f1o a los hijos y a s\u00ed mismos. No: aqu\u00ed nos metemos de lleno en un mundo de naturalizaciones, no de hechos extraordinarios. Por eso el mundo ordinario que revela la pel\u00edcula se presenta como esa pesadilla de hechos que parecemos ver por primera vez.<\/span><\/p>\n

\"\"<\/p>\n

Convertir a lo ordinario en motivo del horror es una de las claves del terror psicol\u00f3gico, porque demuestra que todo eso que percibimos o cre\u00edmos haber percibido no es m\u00e1s que una serie de pataleos en el aire, una suma de convenciones sociales que decidimos aceptar como v\u00e1lidas. De ah\u00ed que los personajes que protagonizan\u00a0AHW\u00a0<\/em>no sean m\u00e1s que funciones de una idea, arquetipos que permiten reconocer que nosotros tambi\u00e9n lo somos. Y que quiz\u00e1s reproducimos con liviandad en nuestra vida cotidiana con nuestros padres, amigos, compa\u00f1eros de trabajo y otros. Quiz\u00e1s nuestras interacciones no sean otra cosa que una suma de poses arquet\u00edpicas en un mundo vac\u00edo de variantes. Y que el libre albedr\u00edo para decidir no sea m\u00e1s que un bello cuento para ni\u00f1os (adultos). Pero nada de lo que digo supone un planteo terminante ni elocuente en la pel\u00edcula, sino que m\u00e1s bien se presenta como una verdad a medias, como una posibilidad. Por eso es injusto adjudicarle todo el mal, todo el da\u00f1o a un solo personaje, la mujer horrible del t\u00edtulo. Hay, en todo caso, un juego de liviandades, de otorgamientos, de dominios y de dominados, de aceptaciones de mandatos y de conciliaciones con cosas da\u00f1inas. Pero ninguna de esas cosas es tan f\u00e1cil de caracterizar. A veces, incluso, pensamos si realmente es tan fuerte la destrucci\u00f3n que emerge de las formas de control, celos y manipulaci\u00f3n a la que la pel\u00edcula nos expone. O si en el fondo no hace m\u00e1s que ponernos a nosotros en un lugar de protecci\u00f3n frente a lo que, quiz\u00e1s por primera vez, estamos cuestion\u00e1ndonos como espectadores, empatizando con el protagonista hombre.<\/p>\n

\"\"<\/p>\n

Pero a la larga comprobamos que se trata de una empat\u00eda falsa, que el monstruo, en definitiva, es cotidiano, es mutuo, se alimenta de la degradaci\u00f3n diaria de aceptar convencionalmente todas y cada una de las formas de maltrato, incluso las que no lo parecen. Y, en definitiva, de mostrarnos en la jeta, que detr\u00e1s de toda declaraci\u00f3n de amor y cuidado mutuo, tambi\u00e9n puede haber una pesadilla a la vuelta de la esquina. En alguna medida, y sin meterse con la l\u00f3gica del policial, esta comedia oscura llega a conclusiones no demasiado distintas a las que lleg\u00f3 David Fincher hace algunos a\u00f1os cuando perge\u00f1\u00f3 esa maravilla desatendida llamada\u00a0Perdida<\/em>.\u00a0El mundo (una pareja lo es) siempre es ancho, ajeno y misterioso.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

A horrible woman resulta desesperante porque sabe tocar las teclas adecuadas que reverberan en todas y cada una de las parejas mon\u00f3gamas que conocemos, porque traen al centro del hurac\u00e1n lo que vemos naturalizado (o naturalizamos en nuestras propias parejas) pero que en el fondo puede funcionar como el principio de una pesadilla. Y es que, quiz\u00e1s, lo m\u00e1s inquietante de la pel\u00edcula de\u00a0Christian Tafdrup es que describe algo que pocos quieren ver o decir: que detr\u00e1s de todo proyecto de pareja, detr\u00e1s de todo proyecto de armado de un mundo con otro hay tanto de construcci\u00f3n como de destrucci\u00f3n. Hay tanto de amor como de monstruo. 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