{"id":60396,"date":"2023-11-21T13:25:00","date_gmt":"2023-11-21T16:25:00","guid":{"rendered":"https:\/\/www.perroblanco.net\/?p=60396"},"modified":"2023-12-01T20:04:32","modified_gmt":"2023-12-01T23:04:32","slug":"38mardelplataff-diario-de-festival-nueva-esperanza-los-tonos-mayores-otro-sol","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.perroblanco.net\/38mardelplataff-diario-de-festival-nueva-esperanza-los-tonos-mayores-otro-sol\/","title":{"rendered":"38MarDelPlataFF \u2013 Diario de festival: Nueva esperanza, Los tonos mayores, Otro Sol"},"content":{"rendered":"\n<p><strong>Nueva Esperanza<\/strong><br>El cementerio m\u00e1s grande del Per\u00fa ha crecido bajo la misma impronta que el pa\u00eds que lo alberga: informal, ca\u00f3tico, doliente. Por este espacio de muerte transitan dos personajes. Uno, Dzevat Seferi, hombre que lleg\u00f3 a Sudam\u00e9rica desde la extinta Yugoslavia, construy\u00f3 una piscina con vista a la necr\u00f3polis y cada noche extra\u00f1a demasiado a su familia europea, especialmente a su madre. El otro, Dar\u00edo Contreras, m\u00fasico itinerante que recorre el camposanto llevando tristes melod\u00edas a modo de consuelo para los deudos peregrinos. A trav\u00e9s de ambos, el cineasta peruano, Carlos Renter\u00eda, explora los efectos del desarraigo y la soledad. La atm\u00f3sfera del cortometraje prodiga visos et\u00e9reos que se fortalecen cuando el director experimenta con el lenguaje audiovisual y emite se\u00f1ales de nostalgia, pero, en particular, de ilusi\u00f3n. Las im\u00e1genes de este trabajo son tan potentes e irreales que cuesta concebir que un espacio dedicado al descanso de los muertos pueda estar compuesto por un crisol de sentimientos y estampas on\u00edricas, en algunos casos, ir\u00f3nicas. Renter\u00eda no apuesta por el efectismo aplicado a la explotaci\u00f3n de la miseria. Mide los efectos de su propuesta y logra, por medio de una s\u00f3lida progresi\u00f3n, el desarrollo de dos personajes entra\u00f1ables. <em>Nueva Esperanza<\/em> es una pel\u00edcula de sensibilidad \u00e1spera que golpea y emociona.<\/p>\n\n\n\n<p><strong>Los tonos mayores<\/strong><br>El primer largometraje de Ingrid Pokropek es un ejercicio que combina la polivalencia del cine fant\u00e1stico y las oportunidades emp\u00e1ticas del <em>coming age<\/em> de una forma singular que tiene como escenario de confluencia a una historia tan absurda como tierna. Ana sufre un accidente y es sometida a una cirug\u00eda donde se le implanta una pr\u00f3tesis en el brazo. Poco despu\u00e9s recibe extra\u00f1as se\u00f1ales en clave morse: su extremidad se ha convertido en algo similar a una antena. En su intento por descifrar los significados de los mensajes, Ana atraviesa las vicisitudes propias de alguien que ya est\u00e1 entrando a una nueva etapa de su vida. La adolescencia es abordada por la directora desde una perspectiva de exploraci\u00f3n en que las dudas y los temores son las principales caras de su protagonista. La relaciones familiares y amicales adoptan constantes giros que exponen y revelan a Ana como alguien reflexiva, una auscultadora de su tiempo y sus posibilidades a todo nivel. Pokropek hace de la contradicci\u00f3n una forma precisa, y hasta natural, de la condici\u00f3n humana. Ese es uno de los grandes atributos de <em>Los tonos mayores<\/em> que, adem\u00e1s, cuenta con una serie de personajes secundarios bien dise\u00f1ados -Pokropek tambi\u00e9n guiona su pel\u00edcula- que apalancan la determinaci\u00f3n de Ana y abren posibilidades diversas de interpretaci\u00f3n de la realidad. Una f\u00f3rmula ingeniosa de incrustar la fantas\u00eda en un entorno social dif\u00edcil de procesar. En su debut, Pokropek demuestra astucia como narradora y deja un espacio para seguir pensando en la a\u00f1oranza como un estado m\u00e1gico.\u00a0<\/p>\n\n\n\n<p><strong>Otro sol<\/strong><br>Las historias de grandes robos o de ladrones famosos que realizaron haza\u00f1as imposibles siempre llaman la atenci\u00f3n. No obstante, \u00bfqu\u00e9 pasar\u00eda si una historia criminal fuese narrada por los verdaderos protagonistas y por otros inventados? El cineasta chileno Francisco Rodriguez Teare incursiona en el terreno del largometraje mezclando un hecho real con situaciones ficticias dejando como saldo una pel\u00edcula refrescante, atrevida y, hasta cierto punto, hilarante. Lo curioso es que nunca llega a invadir el campo de la comedia. La propuesta de Rodriguez sigue el mito de Alberto C\u00e1ndia, un delincuente que asalt\u00f3 una catedral espa\u00f1ola, que en voces de personas que lo conocieron detallan su personalidad y algunos detalles del impacto que caus\u00f3 su sacr\u00edlego atraco. En el fondo, <em>Otro sol<\/em> es la historia de cualquier criminal en cualquier parte del mundo que alimenta su leyenda desde las miradas de terceros que, a la vez, moldean el relato original para darle un sentido a sus propios puntos de vista respecto a la vida. En la pel\u00edcula de Rodriguez Teare, un grupo de marginales de la ley est\u00e1 confinado en una zona del desierto de Atacama como castigo o por decisi\u00f3n propia -no se conoce exactamente, tampoco importa mucho- y reflexionan sin solemnidad sobre qu\u00e9 significa ser un delincuente. En <em>Otro sol<\/em> no hay lugar para la indulgencia. La pel\u00edcula roza lo experimental en su condici\u00f3n de producto l\u00fadico que provee la mirada de un director que no teme a caer en lo distinto.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>El primer largometraje de Ingrid Pokropek es un ejercicio que combina la polivalencia del cine fant\u00e1stico y las oportunidades emp\u00e1ticas del coming age de una forma singular que tiene como escenario de confluencia a una historia tan absurda como tierna. Ana sufre un accidente y es sometida a una cirug\u00eda donde se le implanta una pr\u00f3tesis en el brazo. Poco despu\u00e9s recibe extra\u00f1as se\u00f1ales en clave morse: su extremidad se ha convertido en algo similar a una antena. 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