{"id":6569,"date":"2017-09-13T20:31:29","date_gmt":"2017-09-13T23:31:29","guid":{"rendered":"http:\/\/www.perroblanco.net\/?p=6569"},"modified":"2017-11-14T15:12:34","modified_gmt":"2017-11-14T18:12:34","slug":"venecia-2017-diario-festival-1","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.perroblanco.net\/venecia-2017-diario-festival-1\/","title":{"rendered":"Venecia 2017 – Diario de festival (1)"},"content":{"rendered":"

Ni gondoliere<\/em> ni campanero en San Marco. David Obarrio es un cr\u00edtico refinado, adem\u00e1s de programador en BAFICI y nuestro exclusiv\u00edsimo enviado especial al exclusiv\u00edsimo Festival de Venezia, la Mostra leonina que todos los a\u00f1os, desde hace 74, tiene lugar entre canales y puentes. En esta primera entrega nuestro adelantado se ocupa de algunos pesos pesados (William Friedkin, Lucrecia Martel, Guillermo del Toro) tanto como de un par de nuevos nombres. Pero antes de eso declara solapadamente su amor por un festival al que est\u00e1 de moda desde\u00f1ar; y despu\u00e9s, y no tan veladamente, por una actriz australiana que parece haberlo enviado directo al Puente de los Suspiros. Emb\u00e1rquense en esta primera entrega, que no todos los d\u00edas uno se puede dar estos lujos venecianos. Bueno, a partir de ahora David si.<\/p>\n

Venecia siempre estuvo ah\u00ed:\u00a0<\/strong>Seis d\u00edas en un festival eterno <\/strong>(Primera parte)<\/p>\n

Por David Obarrio\u00a0<\/strong><\/p>\n

Un festival es un festival es un festival. Un tiempo del cine que puede ser de j\u00fabilo cabal o estar mechado de decepci\u00f3n, desconcierto, nostalgia insospechada por aquello que no est\u00e1 y echamos de golpe en falta, acaso sin saber a ciencia cierta de qu\u00e9 se trata. En un festival de cine hay pel\u00edculas buenas, malas, pel\u00edculas de punto intermedio, formas codificadas que recibimos cabeceando, vencidos por el sue\u00f1o. O tambi\u00e9n pel\u00edculas que parecen ubicarse en una zona fuera de la vigilia, como si sus bordes no fueran del todo asequibles a una comprensi\u00f3n definitiva y solo exhibieran retazos melanc\u00f3licos, fragmentos apenas intuidos que disparan la pregunta: \u00bfesto es un bodrio fenomenal o una obra maestra? En los festivales de cine tambi\u00e9n las respuestas soplan en el viento. En el Lido de Venecia, uno distrae su atenci\u00f3n de las alfombras rojas cercadas hacia las que se inclinan paraguas y sombrillas en un conjunto solidario de cazadores de estrellas y fot\u00f3grafos profesionales para recibir la brisa del mar en la que soplan preguntas \u2013un respiro entre funci\u00f3n y funci\u00f3n, mientras se apura un cappuccino o un Spritz \u2013 acerca de lo que se ha visto. Se trata de Venecia, entonces: festival antiqu\u00edsimo que entre sus salas monumentales, sus fastos m\u00f3dicos, su prestigio en descenso (aunque aun por encima de la l\u00ednea de flotaci\u00f3n), y la persistencia de sus responsables, es capaz de erigirse, todav\u00eda, como \u201cuno de los festivales\u201d, uno de los grandes. Acaso liberado de la obligaci\u00f3n de marcar tendencia, un poco olvidado y subestimado entre otros grandes \u2013m\u00e1s modernos, m\u00e1s cool<\/em>, m\u00e1s afirmados en su papel de \u00e1rbitros del gusto que circula entre el p\u00fablico y los programadores de los propios festivales \u2013 Venecia puede presentar algunos estrenos mundiales importantes, pel\u00edculas de directores decididamente mainstream, buenos, malos o regulares, u ofrecer adem\u00e1s ejemplares raros, de esos perros verdes cuya gracia exc\u00e9ntrica ilumina inesperadamente la pantalla y justifica cualquier festival.<\/p>\n

Va aqu\u00ed un detalle de varias de las pel\u00edculas que me toc\u00f3 ver en la edici\u00f3n n\u00famero 74 del Festival de Venecia.<\/p>\n

\"\"<\/p>\n

Sin acreditaci\u00f3n a causa de un vuelo perdido que motiv\u00f3 mi llegada al Lido con la oficina de prensa cerrada, consegu\u00ed sin embargo meterme en una sala a ver Nico, 1988<\/em><\/strong>, el biopic de Susanna Nichiarelli sobre Christa Paffgen, m\u00e1s conocida como Nico, cantante que hizo como tal su aparici\u00f3n fulgurante en el primer disco de Velvet Underground y desarroll\u00f3 a partir de ah\u00ed una carrera musical tan oscilante como atractiva. Ten\u00eda cierta expectativa por la pel\u00edcula porque me atra\u00eda a priori el personaje, pero la sensaci\u00f3n que me dej\u00f3 este ejercicio m\u00e1s bien inocuo podr\u00eda expresarla r\u00e1pidamente con la siguiente expresi\u00f3n: ni fu ni fa. Nico,1988<\/em> (el a\u00f1o refiere al \u00faltimo a\u00f1o de vida de la cantante) tiene el mal de las vidas c\u00e9lebres reconstruidas por actores grabado en la frente (lo que es decir en cada fotograma). Dije que la pel\u00edcula es m\u00e1s o menos, pero podr\u00eda tambi\u00e9n concluir que es floja. Repaso \u00edntimo de la cantante de marras de vidas m\u00faltiples (Nico fue modelo, actriz, chanteuse<\/em> esmerada y m\u00e1rtir dilecta de parte de la mitolog\u00eda del rock) la pel\u00edcula se pierde en su banalidad arrogante y en su intento de hacer un listado telef\u00f3nico donde debi\u00f3 haber un poemario (disculpen el absurdo y acaso la cursiler\u00eda).\u00a0J’entends plus la guitare<\/em>, de Garrel, pel\u00edcula que inclu\u00eda a Nico a modo de musa no tan secreta aunque lateral, le hac\u00eda mucha m\u00e1s justicia a esta mujer que muri\u00f3 demasiado joven.<\/p>\n

\"\"<\/p>\n

Utilizo ahora el viejo truco publicitario del puntaje para destacar dos pel\u00edculas que siguieron a la decepci\u00f3n que me produjo la biograf\u00eda de Nico. Zama<\/em><\/strong>, de Lucrecia Martel, es un 8 o un 9: a la perfecci\u00f3n visual y sonora habitual de su cine se agrega ahora una vuelta m\u00e1s acerca de identidades perturbadas, aquellas de quienes no est\u00e1n seguros de saber qui\u00e9nes son, o que son tomados por los dem\u00e1s por aquello que no est\u00e1n seguros de ser. Adaptaci\u00f3n lib\u00e9rrima de la novela de Antonio Di Benedetto, Zama<\/em> repliega su narraci\u00f3n sobre s\u00ed misma en el tiempo infinito y afiebrado de su protagonista, pero hacia el final Martel hace entrar la pel\u00edcula en un nivel de extra\u00f1amiento que parece salido de Green Inferno<\/em>, de Eli Roth (exagero, pero no tanto), que le da a ese n\u00facleo misterioso que siempre funciona como motor de sus pel\u00edculas un aire nuevo completamente inesperado. The<\/em> Shape of Water<\/em><\/strong>, de Guillermo del Toro, se hace acreedora, por su parte, de un 9 o un 10. M\u00e1s cerca de El<\/em> laberinto del fauno<\/em> (2006) o incluso de El espinazo del diablo <\/em>(2001), cambia sin embargo el tono de tristeza fatal de estas para cruzar el ambiente de guerra fr\u00eda de los primeros a\u00f1os sesenta en los EE.UU. con la danza de seres desarraigados que le conocemos, pero a los que se les concede esta vez una esperanza posible surgida de ning\u00fan otro lado que de la ficci\u00f3n. Para del Toro, las formas de ensue\u00f1o del cine son capaces todav\u00eda de ofrecer refugio en la tormenta. Digan lo que quieran, pero la inglesa Sally Hawkins es una gran actriz y se permite un desnudo completo (yo adem\u00e1s la encuentro sexy). Con The Shape of Water<\/em> se present\u00f3 inexplicablemente Casa D\u2019Altry<\/em><\/strong>, corto de Gianni Amedio que tiene como n\u00facleo las secuelas producidas por la acci\u00f3n de un terremoto devastador en un pueblo italiano. Distintos personajes relacionados con el hecho dan su testimonio mientras vemos a un viejo con una foto en la mano que pregunta por una mujer. Un desastre equivalente a los efectos del terremoto.<\/p>\n

\"\"<\/p>\n

The Devil And Father Amorth<\/em><\/strong>, de William Friedkin, tiene un punto de contacto obvio con Liberami <\/em>(Federica Di Giacomo, 2016), <\/em>exhibida en BAFICI 2017. Pero esto nuevo del director de El exorcista<\/em> (1973) (pel\u00edcula que siempre consider\u00e9, dicho sea de paso, bastante por debajo de su fama), es decir, su vuelta a la cuesti\u00f3n de la posesi\u00f3n demon\u00edaca, parece por momentos no digo una chantada, pero s\u00ed algo que se parece poco al cine y bastante a la televisi\u00f3n m\u00e1s ramplona, con el propio director delante de c\u00e1mara presentando el tema, mostrando locaciones de El<\/em> exorcista<\/em>, entrevistando a neurocirujanos y psiquiatras de fuste. Pero lo que importa es que registra un exorcismo real y que literalmente da miedo, superando la pel\u00edcula m\u00e1s c\u00e9lebre del director en su propio terreno.<\/p>\n

Sin ser necesariamente la mejor del lote que vi ese d\u00eda, la que m\u00e1s me interes\u00f3 sin embargo es Strange Colors<\/em><\/strong>, pel\u00edcula de una cosa que se llama Biennale College Cinema, que son b\u00e1sicamente primeras pel\u00edculas a las que Venecia ayuda a filmar, proh\u00edja, estrena, etc. Contra lo que podr\u00eda suponerse el embeleco da resultado. Pel\u00edcula australiana dirigida por Alena Lodkina, trata un asunto de hija que va a ver su padre que est\u00e1 en el hospital y termina viviendo en el campo, en un lugar horrible, mientras cavila acerca de qu\u00e9 hacer con su vida e intenta de paso reparar lazos familiares rotos. Todo se cuenta con fluidez y sin rastros de un gui\u00f3n que intente imponerle a la trama un giro tras otro para no aburrir al espectador menos paciente; los amigos del padre (una especie de hippie viejo, lleno de tatuajes y con el pelo largo en colita) rondan a la chica, ella es reticente, pero un poco los termina queriendo; hay un conato de romance con un empleado del padre, etc. Todo es medio desastrado, pero no hay nada tr\u00e1gico aqu\u00ed, cada situaci\u00f3n se resuelve de manera serena y los lugare\u00f1os parecen salidos de Bonanza<\/em> (no la serie sino la pel\u00edcula argentina). La chica protagonista es muy buena y cr\u00e9anme que en persona es de una belleza descomunal.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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