<\/p>\n\n\n\n
Captain Underpants: The First Epic Movie<\/strong> <\/p>\n\n\n\n A los amigos que se fueron, a los que est\u00e1n y a los que vendr\u00e1n<\/em><\/p>\n\n\n\n La amistad puede ser una forma maravillosa de contrarrestar los males del mundo. Algo de esa felicidad est\u00e1 en el centro mismo de Las aventuras del Capit\u00e1n Calzoncillos<\/em>, que es una pel\u00edcula de una alegr\u00eda y libertad infrecuentes, posiblemente porque tenga detr\u00e1s a dos ni\u00f1os que pueden pensarse como adultos y recordar (Nietzsche fact) “la seriedad con la que jug\u00e1bamos cuando \u00e9ramos ni\u00f1os”. Por esa clase de mezcla de registros (una pel\u00edcula que parece dirigida a los ni\u00f1os pero no necesariamente, ya que hace coexistir ese registro con un tono melanc\u00f2lico de fondo) es que esta pel\u00edcula no entr\u00f3 en la lista de “las pel\u00edculas de vacaciones de invierno para toda la familia”. Bueno, b\u00e1sicamente porque aqu\u00ed hay un mundo, hay personajes y hay una idea noble como pocas: que no hay nada mejor que crear un mundo junto a otros y que hay que defender esa felicidad a rajatabla. Lo hermoso de todo esto es que las estrategias que usa la pel\u00edcula para construir ese mundo de ni\u00f1os (no me gusta decir “infantil”, porque el infantilismo es otra cosa, y en general es m\u00e1s f\u00e1cil verlo en los adultos) no son las de las pel\u00edculas tradicionales de esa clase de cine. No hay una idea id\u00edlica de mundo, sino m\u00e1s bien un mundo de ni\u00f1os pero atravesado por los componentes de, por ejemplo, la Nueva Comedia Americana. Esa mezcla entre ni\u00f1ez (del cine presunto para esa edad) y ni\u00f1ez-adulta de la NCA es la que genera el tono particular de la pel\u00edcula, que es un tono gozoso y de doble entrada: puede ser disfrutada por un p\u00fablico amplio porque no lo menosprecia, sino que lo incluye en la experiencia. No, no es una pel\u00edcula para toda la familia, sino para gente que no se olvida lo que fue alguna vez y ni\u00f1os que temen ser mayores.<\/p>\n\n\n\n La pel\u00edcula de David Soren no solo es una sorpresa que entr\u00f3 por la ventana en el primer jueves de estrenos post-vacaciones de invierno en Argentina (donde durante dos semanas los cines son inundados por pel\u00edculas para ni\u00f1os), sino que es una suerte de m\u00e1quina del tiempo que conecta con las locuras de Tex Avery (si nos vamos muy para atr\u00e1s) pero tambi\u00e9n con las libertades de anomal\u00edas como Las locuras del emperador<\/em> o incluso ese ovni en la factor\u00eda Disney que supo ser H\u00e9rcules<\/em>. Bueno, en este caso, lo inesperado vuelve a sacarnos de lugar. Y el regalo es una pel\u00edcula libre, muscular, pero con m\u00fasculos fibrosos y de reflejos r\u00e1pidos, que corren hacia distintos lados y luego tienen esa cualidad maravillosa de volver sobre si, pivoteando con libertad, si, pero sin olvidar el eje. Mientras la libertad tiene cara de delirio del mundo adulto intervenido por los ni\u00f1os, el eje pasa por otro lado: Las aventuras del Capit\u00e1n Calzoncillos <\/em>(LADCC<\/em> de aqu\u00ed en m\u00e1s) es en efecto una pel\u00edcula para adultos que entienden y no menosprecian el acto de ser ni\u00f1os. Por eso su humor zumb\u00f3n tambi\u00e9n tiene, en el fondo, un dejo de amargura y hasta de melancol\u00eda. Y es que si bien lo que sucede en la pel\u00edcula es en tiempo presente, en donde todo es acci\u00f3n, movimiento y juego, queda planteado, de manera solapada, un futuro en el que los amigos no estar\u00e1n juntos por siempre. La historia que cuenta es sencilla y por eso precisa de trazos definidos y de un c\u00f3digo simple, que si bien formalmente no reniega de ciertos detalles que la animaci\u00f3n computada tiene sobre la manual, no reniega de esta \u00faltima. Incluso es interesante como la pel\u00edcula no solo deriva y ramifica en historias paralelas sino que su propio estilo visual tambi\u00e9n es adecuado a ese cambio. Bueno, como dec\u00eda, la historia es simple: dos ni\u00f1os, due\u00f1os de un mundo peque\u00f1o y hermoso, lleno de pedos, eructos, historietas hechas por ellos mismos y, fundamentalmente, lleno de bromas pesadas, se encuentran frente al desaf\u00edo de ser separados en la escuela (precisamente para evitar los desmanes que no dejan de crear minuto tras minuto). Frente a esa posibilidad uno de los ni\u00f1os opta por una salida delirante, que incluye un acto de hipnotismo improvisado al director de la escuela, justamente con el fin de evitar el castigo de la separaci\u00f3n. Y lo que parec\u00eda un manotazo de ahogado, de repente, como si un milagro se hubiera manifestado, se hace posible: ambos logran tener hipnotizado a su director de escuela, logrando que el hombre haga lo que los ni\u00f1os quieran. En esa elecci\u00f3n, luego de hacerlo pasar por diversas formas posibles (pero solo para el disfrute de ellos, ya que la idea nunca es humillar al director sino jugar, palabra clave en la pel\u00edcula) terminan convirtiendo a la v\u00edctima en una versi\u00f3n de carne y hueso del supuesto Capit\u00e1n Calzoncillos, que no es otra cosa que un c\u00f3mic hecho por ellos mismos. En esa hipnosis (que comparte con el juego la necesidad de suspender las reglas del mundo para ingresar a otro) los chicos deber\u00e1n cuidar y hacerse responsables de su propia creaci\u00f3n, oscilando entre un mundo real y gris (el de su director) y un mundo colorido y lleno de aventuras, pero a la vez peligroso incluso f\u00edsicamente (la tendencia a arrojarse de lugares en altura es un juego con el que la pel\u00edcula deja entrever un halo de depresi\u00f3n en el personaje, como una tentativa de suicidio en juego, tentativa que nunca se lleva a cabo). Que el final de la pel\u00edcula sea luminoso y colorido, que todo parezca restituir un orden no hace al asunto menos angustiante. Y no por leer a la pel\u00edcula como una gigantesca met\u00e1fora sobre los horrores que genera el crecimiento, sino porque en la necesidad de mantener el criterio de representaci\u00f3n es en donde se observa la persistencia de la melancol\u00eda. El mundo puede seguir siendo de colores durante un rato m\u00e1s. Podemos inventar todos los juegos y sabores posibles para que la experiencia parezca infinita, pero todo en alg\u00fan momento concluye. Asentada sobre esta certidumbre que indica que crecer es a veces volver a estar solo y a veces volver a conocer a nueva gente es que LADCC <\/em>termina siendo algo un poco bastante m\u00e1s sofisticado que el prejuicio que la antecede. As\u00ed estamos: las pel\u00edculas buenas y que hacen bien (y nos hacen mejores y m\u00e1s sensibles) son las que menos se conocen.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" La amistad puede ser una forma maravillosa de contrarrestar los males del mundo. 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Estados Unidos, 2017, 89′
Dirigida por David Soren.
Con las voces originales de Kevin Hart, Ed Helms, Nick Kroll, Thomas Middleditch y Jordan Peele.<\/p>\n\n\n\nEl juego del mundo<\/strong><\/h3>\n\n\n\n
Cuando en su momento se estren\u00f3 Superbad <\/em>(incre\u00edblemente rebautizada como Supercool <\/em>en su estreno local) me pas\u00f3 algo similar a lo experimentado con esta pel\u00edcula, sentimiento que, de hecho, es un factor elemental para la comedia (y LADCC <\/em>es una gran comedia, aclaremos, no vaya a ser que el antifaz de “pel\u00edcula para ni\u00f1os” termine por confundir del todo): detr\u00e1s de toda carcajada, detr\u00e1s de toda risa hist\u00e9rica, detr\u00e1s de toda payasada, grito; en definitiva, detr\u00e1s de todo gran acting <\/em>hay una carga de tristeza infinita. La alegr\u00eda desatada es la contratara perfecta de una tristeza perenne y metida en los huesos. En ese sentido, LADCC <\/em>y Superbad <\/em>tienen muchos puntos en com\u00fan: no solo la necesidad de generar amigos para enfrentar a los males del mundo, no solo la necesidad de crear un mundo con ellos para que la psicopat\u00eda del mundo real no nos duela o en el peor de los casos nos duela un poco menos, sino la sensaci\u00f3n de saber que toda amistad tiene siempre un l\u00edmite, porque la gente cambia, crece y en alg\u00fan momento puede irse. Porque en definitiva esos amigos son los que acompa\u00f1aron y estuvieron para nosotros en alg\u00fan momento pero eso nunca signific\u00f3 que era para siempre. Bueno, de esas ideas est\u00e1 hecha la noble LADCC.<\/em><\/p>\n\n\n\n
La necesidad de apelar a la fantas\u00eda para combatir a una realidad que se presenta de manera fant\u00e1stica (un cient\u00edfico resentido por un bullying hist\u00f3rico busca venganza usando a la escuela de los ni\u00f1os y a una clase de ciencias como coartada) es otro de los juegos de reversibilidad a los que juega LADCC<\/em>, que como ya mencion\u00e9, simula ser simple pero en realidad est\u00e1 plagada de reversibilidades de inicio a fin. Y todas y cada una de sus capas oculta un contracampo de tristeza y abandono (o mejor dicho: un miedo potencial a la tristeza y abandono, suplantado por color, sonido y fantas\u00eda, como en los musicales, algo que LADCC <\/em>tambi\u00e9n sea, quiz\u00e1s).<\/p>\n\n\n\n