Todos estamos un poco hartos de la cultura de la cancelación, del filtro y el puritanismo del nuevo Oscar, de su regresión intelectual a una nadería infantil y potable, donde la glorificación de “Coda” es la punta del iceberg de una política conservadora, de rearme moral, para congraciarse con los sectores más progresistas de la demanda, aquellos dispuestos a emprender una cacería de brujas contra cualquiera que cometa el menor...