Parasite
Nueva lección que nos trajo Parasite: el mejor Bong, me atrevería a decir, es un Bong “de cámara”. Los efectos le pueden garpar, ya demostró que tiene pulso para controlar una superproducción, pero lo más original, lo más perturbador, lo más insidioso del cine de Bong Jong-ho suele venir en empaque pequeño: pocos personajes, tramas familiares, sótanos, perros, menudencias de la vida moderna que se ve percudida por lo más oscuro, lo más bajo, lo más nimio. Ahí está la cosa. Bong lo sabe y por eso en su regreso al prestigio (Cannes mediante) y, sobre todo, al cine, vuelve a ponernos frente a lo terrible que se esconde en un par de casas nomás. O, más precisamente, en el choque entre dos familias.