El juego del calamar
A diferencia de su rival comunista, la Corea del Sur y democrática pudo levantar una industria de la cultura mainstream, altamente deseable y apetecible por los mercados de todo el planeta, a consecuencia de deslastrarse de los códigos de censura de su memoria dictatorial, de incorporar la fusión entre occidente y la simbología asiática, de adoptar la conversión en soft power al acecho de la capacidad seductora de Hollywood, a la luz de un star sistem discreto y de un revisionismo extremo de los géneros clásicos, bajo la huella del cine independiente americano de los noventa con Tarantino a la cabeza, bajo la influencia de las vanguardias europeas y de las corrientes periféricas en el milenio.