Bafici 2024 – Diario de festival : Love is a gun, Tedious nights and days

Por Marcos Rodríguez

Una tensión sin resolver atraviesa Love is a gun, la ópera prima de Lee Hong-Chi que formó parte de la Competencia Internacional del Bafici 2024. Esa tensión tiene una tradición larga y honrosa y uno podría remontarla, con la suficiente voluntad crítica pero sin alejarse de la verdad, hasta las películas del film noir, pegando una vuelta asiática, por ejemplo, por el cine de Seijun Suzuki y, más cerca, el de Takeshi Kitano. Podríamos llamarlo el policial estilizado, un tipo de cine que se abroquela en una narración fuerte, tensa, a la vez que elabora de formas enrarecidas la puesta en escena, con tonos que empiezan por el retrato social pero se adentran cada vez más en la reflexión existencialista.

Lee Hong-Chi, quien dirige, escribe y protagoniza la película, tiene ya una importante carrera como actor (incluso lo hemos visto en títulos que circularon y llegaron hasta estas costas, como Cities of the Last Things y Long Day’s Journey into Night) y evidentemente conoce no solo esta tradición policial, sino una cierta forma de filmar que prefiere priorizar los planos largos, los encuadres cuidados y el trabajo con la profundidad, los tiempos extendidos. Lo deja en claro desde su primer plano, e irá elaborando ese preciosismo de formas nuevas.

En cuanto al argumento, Love is a gun es más bien simple: un gángster que acaba de salir de la cárcel busca rehacer su vida sin volver al crimen. Sus opciones son limitadas y constantemente sus viejas amistades intentan traerlo de nuevo a la vieja vida. Él se resiste con diferentes grados de vehemencia, hasta el giro del desenlace, bello y final.

Es en su costado policial donde Love is a gun pierde parte de su fuerza, ya que esa tensión noir más de una vez termina resolviéndose por el lado abstracto: las motivaciones y las reacciones de los personajes tienden a desvanecer en una niebla de puesta en escena, y los tiempos de los planos fuerzan la cadencia de la película hacia lo lánguido. Si uno mira Love is a gun como un policial, probablemente salga un tanto decepcionado (aburrido, más bien), pero si uno elige entenderla como una película de autor, va a encontrar más que unos cuantos hallazgos, incluso en una forma que no llega a ser perfecta.

La primera película de Zhenming Guo apuesta fuertemente y de forma consciente a lo gris, lo ruinoso, lo descascarado. Un documental de bajo presupuesto, que bien podría haber sido una ficción de bajo presupuesto: los personajes van y vienen por los espacios de una antigua ciudad minera, hoy casi abandonada, y eventualmente vamos descubriendo que se trata de poetas y novelistas, aunque primero descubrimos que son tipos tirando a viejos, aburridos, encurdados, desencajados. Los protagonistas de Tedious Days and Nights, que van y vienen por el encuadre, y por momentos aparecen y desaparecen de la película en un deambular que no tiene dirección o explicación, pasan sus días y sus noches sin mucho que hacer, recorriendo edificios viejos, cantando karaoke, yendo a la peluquería, visitando putas. La cámara de Guo los sigue de cerca, con una naturalidad llamativa, en una cercanía que en más de una ocasión lleva a que los protagonistas tropiecen con el trípode de la cámara (sobre todo, cuando están en pedo) o hablen a cámara y digan cosas como que la película de Guo va a ser aburrida. Los escritores y poetas, por otra parte, hablan poco de literatura, no recitan ni debaten demasiado (hablan más, en todo caso, de política china, y esto sin ningún pelo en la lengua), excepto por el caso del poeta (de cuyo nombra no quiero acordarme) que aparece por la mitad de la película, se instala en el edificio en ruinas y desde su cama se dedica a declamar, recita algunos de sus versos pero, sobre todo, expresa un vitalismo que no quiere hacer caso a los años. Hay picos de sentido, hay confesiones a cámara, pero más que nada hay tipos viejos en pelotas, la mugre y la ruina que son el costado cochambroso de la expansión china.

Por sobre este sustrato de lo que queda y lo que fue quedando atrás, un escritor recuerda, en algún momento, su juventud en esta ciudad hoy prácticamente abandonada, cuando había vida en las calles, había rincones donde cojer en secreto, cuando él todavía no sabía que iba a ser poeta y no sabía qué iba a hacer. Esos recuerdos, hoy, no pueden saber más que a amargura.Tedious Days and Nights formó parte de la Competencia Internacional del Bafici. Cuando Zhenming Guo quiso asistir al estreno de la película en Singapur, le fue prohibido salir del país.

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