Bestia

Por Luciano Salgado

Beast
EE.UU., 2022, 93′
Dirigida por Baltasar Kormákur
Con Idris Elba, Sharlto Copley, Iyana Halley, Leah Jeffries, Mel Jarnson, Anzor Alem, Billy Gallagher, Dorian Hedgewood, Kate Grisley, Travis Lemrick, Robby MacIsaac, Damon Burtley, Hudson Anne-Black

Miedo a lastimarse

Considerando que su director es una suerte de especialista en eso que podemos llamar “películas de riesgo en escenarios naturales”, uno bien podía pensar que Bestia se iba a permitir algunas salvajadas, algunas licencias físicas y materiales que hicieran honor al subgénero al que pertenece el survival. Pero como las peras no provienen del olmo en el que actualmente se mueve el mainstream, lo que hay no es nada parecido a la supervivencia, sino, bien por el contrario, el miedo a lastimarse.

Bestia contaba con varias cosas a su favor: un actor notable como Idris Elba, una historia que exigía concentración dramática (temporal y en mayor o menor medida, espacial) y un medio adecuado en el que lo mas parecido a un villano se comportaba como un gran fuera de campo. Pero bueno, hasta ahí llegan las intenciones, justamente porque la película dispone una serie de intervenciones varias sobre el material para convertirlo en otra cosa: a. Una fábula sobre los duelos mal realizados (ay!) b. Una película dedicada a explotar las bondades del CGI mandando al demonio cualquier potencial interés del fuera de campo (ay, ay!) c. Una moraleja ecologista sin verdaderos villanos excepto los cazadores, reduciendo notablemente cualquier maldad metafísica del bicho que le da el nombre a la película (dale, en serio?) d. Una película que cuando funciona es cuando comprime tiempo y espacio, pero todo el tiempo busca dilatar las instancias de tensión, no vaya a ser que el espectador sea menor de edad, y por último e. Las muertes, magullones, cortaduras, todo es muy prolijito e invisible, excepto una pelea con el león de CGI, que intenta, pero no puede ni acercarse al peligro.

El mainstream precisa del survival y cada año le da una oportunidad nueva al subgénero derivado del cine de aventuras, porque sabe que la gente disfruta en buena medida porque observa a otro/s sufrir y, en la mayor parte de los casos, vivir para contarla. Pero al mismo tiempo lo mejor que siempre tuvo este género para entregar siempre provino de la capacidad inherente de la aventura por no demandar explicaciones ni metáforas ni alegorías de ningún orden. El mejor componente del cine de supervivencia está, precisamente, en la recuperación de la experiencia física, en la experiencia del peligro en la carne. Y si bien no podemos decir que Bestia no lo intenta, es altamente probable que nunca pueda llegar a buen puerto si los puntos a al e mencionados previamente la condicionan.

El miedo a la muerte, a la sangre, al shock, a las lastimaduras, al vacío que nos deja la falta de explicaciones, también se va comiendo a la experiencia cinética lenta y parsimoniosamente, experiencia que ahora la suma, con cada vez más descaro, la presencia de lo ausente, el cuerpo y la materialidad como simulación. Y la ausencia final de lo que siempre estaba presente en la aventura, el peligro. Como si fuéramos niños sobre protegidos, el miedo a lastimarnos es mas fuerte que el miedo a vivir.

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