Acusada
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Acusada

Seré más claro: estamos frente a una película que aparenta ser una policial y una película de juicio. Más aún, aparenta por momentos a que uno piense que esto puede llegar a ser un whodunit y que las cosas que vemos puedan conducir a pistas que nos lleven a una verdad determinada. Sin embargo Acusada no pasa por allí. Su juego es, digamos, similar al de dos grandes películas del SXXI: Memorias de un asesino de Bong-Joon Ho y Zodíaco de David Fincher, policiales que van dando cuenta que sus resoluciones son mucho menos importantes que la necesidad de mantener su misterio, y en donde la exposición de una pista se antepone en importancia a la necesidad de saber si conducirá hacia alguna parte. En las tres películas además parece haber un interés que excede la cuestión del caso, como si al director en verdad le terminara importando ya no sólo su resolución sino que está usando el crimen en cuestión para hablar de algo que le interese mucho más.

Robin Williams: Come Inside My Mind
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Robin Williams: Come Inside My Mind

Los mártires de la comedia se sacrificaron para hacernos reír. Pero su gracia encubría el abismo de la depresión. La paradoja del género radica en el dilema existencial de los hombres y las mujeres del teatro como farsa. Luego la tragedia cobraría las vidas de Freddie Prinze, John Belushi, Chris Farley y otros más que engrosan la lista. A la misma sumamos el nombre de Robin Williams, un humorista ahorcado, ahogado por la sombra. Un documental intenta despejar las dudas sobre su triste final. Y, en alguna medida, podemos decir que logra en parte su cometido, al reconstruir el suicidio del actor en los testimonios de amigos y familiares. Sin embargo, la discreción impera en el montaje puritano del largometraje en cuestión.

La Casa Junto Al Mar
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La casa junto al mar

Guédiguian dibuja retratos de personajes desencantados que ven cómo el mundo cambia rápidamente ante sus ojos sin chance para influir hasta en temas cotidianos, cuando en otra época ellos eran los agentes del cambio, los luchadores que abrieron la puerta a las nuevas voces. El director critica, sutilmente y con humor, los efectos de la sociedad de consumo en la generación que vio germinar las revueltas estudiantiles de 1968. Además remarca, a partir de hitos puntuales, el proceso de deslegitimación que ha borrado del panorama actual a este grupo de veteranos. Sin embargo, el realizador no fuerza una postura política para que La casa junto al mar parezca un panfleto donde la queja y la denuncia funcionen como un resentimiento accesorio.

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