Había Una Vez… En Hollywood
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Había una vez… en Hollywood

Tarantino hizo Había una vez…en Hollywood para sí mismo. No es una película hacia afuera, sino que está plenamente metida hacia adentro. En algún punto es su película más impersonal pero personal a la vez. Es impersonal porque parece haber dejado de lado todas las expectativas creadas en torno a su figura como autor y a las continuidades procedentes de algunas películas anteriores (eso que nos gusta llamar marcas de estilo y obsesiones temáticas). Al mismo tiempo es personal, porque todas y cada una de las obsesiones minúsculas que reconocemos en ella son, quizás, caprichosos personales que no construyen ningún sistema cinéfilo pleno y narrativamente justificado, al menos no como en otras de sus películas. Es más libre su cine por hacer esto? Quizás

A Land Imagined
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A Land Imagined

A land imagined también encuentra una forma de hablar de esta contradicción. Pero sin hablar directamente del momento político-económico, sino esquivándolo, resguardándose en el género (por supuesto: Una Tierra Imaginada sucede en el contexto actual, no en una dictadura terminada hace treinta años como No). Una Tierra Imaginada es una película sobre el encierro, sobre la imposibilidad de hacer cosas, sobre (en definitiva) el aburrimiento que las prohibiciones condicionan en la vida diaria.

Anna: El Peligro Tiene Nombre
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Anna: el peligro tiene nombre

En Anna: el peligro tiene nombre hay un triángulo amoroso, disputas de poder político, intrigas cruzadas, algo de drama existencialista, idas y vueltas temporales, giros que dinamitan puentes previamente establecidos e incluso unos cuantos momentos de comedia, como intensidades fulgurantes y fosforescentes. Pero esa mixtura está aplicada con tal nivel de desvergüenza, libertad y desparpajo que termina siendo cautivante.

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