Guasón (II)
Lo primero que lamentamos es que esta historia de origen se queda pronto con muy poco misterio entre manos. Le recorta al Guasón una porción muy importante de su proverbial oscuridad caótica porque maneja una tesis maestra: hay que explicar al personaje. Así, corre el riesgo de comerse todo el relato a fuerza de sociología barata y zapatos de payaso. El Guasón es, además -oh signo de los tiempos-, una víctima paradigmática. La salida del closet de su psicología tortuosa se explicaría como la resultante calculable, el fruto podrido de determinantes que se pueden analizar y descomponer. El sujeto es entonces, (a)penas, un síntoma.