Carmel: ¿Quién Mató A María Marta?

Carmel: ¿Quién mató a María Marta?

La pregunta, al finalizar Carmel: ¿Quién mató a María Marta? es entonces otra: estamos ante un policial o simplemente ante la construcción cifrada de otra cosa que, en todo caso, utiliza al policial como excusa? Si le hiciéramos caso a Piglia bien podríamos pensar que “las maniobras que construyen perversamente la trama secreta con los materiales de una historia visible” bien podrían referir a la necesidad del armado del caso público. Y que en el fondo la serie tiene menos preguntas sobre el caso que sobre el proceso de su representación pública. Esto convertiría a Molina Pico, por ejemplo, en uno de los demiurgos de esas maniobras. Y la serie dejaría expuesto, sin tapujos, la condición necesaria de toda construcción mediática: el armado del artificio de lo real. A ver: al final de cuentas la misma serie hace esa declaratoria de principios con el último plano, el que ,recorrido de travelling out mediante, revela el juego de espejos final: la puesta en escena (de la serie) dentro de la puesta en escena (del juicio y del caso) dentro de la puesta en escena (de la escena del crimen), como si en su reflexividad de manual la serie nos recordara que todo puede falsearse. Pero aquí no sobrevuela el espíritu de Welles ni de Kiarostami, sino de Borges, acaso uno de los grandes falsarios literarios que hayamos podido concebir en esta llanura de los chistes.

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