Las Mil Y Una
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Las mil y una

En Las mil y una lo personal es colectivo y político. Pero no por ampliar los modos de representación de las disidencias sexuales (si así fuera no estaríamos sino corriendo el eje hacia la corrección política), sino, precisamente, por la ausencia de énfasis, por la confianza en el cuerpo y en el modo de mirarlo (Navas construye grandes planos en dos niveles: a partir del encuadre reducido, amuchando personajes y con la cámara fija, por un lado; por el otro con planos secuencia con cámara en mano, en perpetuo movimiento). En la película el espacio no es cualquiera sino que resulta estrictamente funcional: un barrio popular de monoblocks en Corrientes que se percibe como una mezcla de hormiguero y laberinto; al mismo tiempo una mirada tierna y no exenta de amor por los personajes pero superponiendo el crecimiento, del desarrollo sexual, las confusiones en el escarceo con la libertad de las prácticas en donde el goce sexual es al mismo tiempo celebrado como señalado por terceros. Lo mas interesante es que Navas nos lleva por un slalom de ritmos y tonos, que logra alterar, cambiar y aprovechar con una libertad envidiable. Hacia el final la decisión es elíptica y poética. Favio ha engendrado prole.

Las Motitos
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Las motitos

Las motitos es una película que, si bien está abordada desde un realismo social duro y hostil, no desdeña por ello momentos de humana ternura y de poética visual. El resultado es un coming of age capaz de combinar sensibilidad y reflexión sobre la estigmatización social, sobre la complejidad del tema del aborto y sobre los conflictos propios de la adolescencia, con un bello final que expresa el crecimiento de la protagonista.

Fin del Contenido

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