Tenet
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Tenet

Para quienes vivimos del otro lado del Atlántico algunas cosas se nos hicieron mas accesibles mientras la pandemia atacaba a Latinoamérica sin la menor contemplación. Ahora la segunda ola viene por nosotros. Y de vuelta los cines -eso que ha quedado vedado para tantos países del mundo- nos dan la espalda. Pero en el medio, mientras la primavera duró, pudimos ver cosas como las que propone Nolan. Y debo decir que en tiempos de encierro, el retorno a las salas, a las pantallas grandes, a el gran espectáculo, quizás se vea mas espectacular de lo que realmente es. No obstate el cine de Christopher Nolan es eso: un cine con gigantismo, pero casi completamente incapacitado de identificar la dimensión humana del movimiento. Por eso su cine es una máquina cerebral que retorna a las formas de modernismo narrativo que en los 60s y 70s hacían ruido entre los espectadores (de Resnais a Roeg, de los directores checos -como Oldrich Lipsky, el responsable de esa locura olvidada que es Happy end, una película íntegramente contada de atrás para adelante- a los polacos -como Kieslowski-) y que hoy apenas puede ser mirado porque el espectador contemporáneo, asumo, tiene bastante menos paciencia que el de hace cuatro décadas.

El Agente Topo
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El agente topo

Maite Alberdi dice que sus películas no están pensadas ni ejecutadas desde un punto de vista político. Alberdi miente. No sé si lo hace deliberadamente o sincera su posición basándose en el privilegio que otorga el registro documental. Alberdi prefiere rechazar el sentido político que encierran sus trabajos para apuntar, y, obvio, justificar sus obras, alineándose hacia espacios más amables y menos controvertidos. Sus declaraciones se desbordan por el lado de una falsa modestia que fluctúa entre el sentimentalismo y la instantánea de la exploración social.

Perro Blanco | Número 48 | Marzo / 21

PERRO BLANCO | NÚMERO 48 | MARZO / 21

Vuelve el cine. Eso es la novedad. Al menos vuelve a las salas, algo que nos fue quitado hace casi un año con la cuarentena de marzo de 2020. Ahora bien: vuelve todo a la normalidad? Es motivo de festejo? Si y no. Si, desde ya, porque el regreso a las salas y a la presencialidad nos retorna a la experiencia colectiva de ver cine en pantalla grande, junto a desconocidos, en el marco de la recuperación de la práctica inmersiva que supone ver una película a oscuras y frente a una pantalla grande. Ahora bien, nada ha pasado? No: el retorno a la salas es también un retorno empobrecido, porque ha afectado notablemente a los estrenos independientes y a las pequeñas salas, porque también la pandemia y la cuarentena (pero también la inacción de parte del INCAA a la hora de alentar nuevos espacios de exhibición) ha empequeñecido la oferta y el panorama de diversidad audiovisual. Pero todo esto se da en el marco de un verdadero agigantamiento de parte del sistema de plataformas, tanto industriales como del llamado cine arte (Netflix, Amazon Prime, Disney +, Apple +, HBO Paramount +, Flow, Mubi), algo que si bien podía preverse hace más de un año, no hizo más que acelerarse en el plazo de los últimos doce meses.

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