Una Educación Parisina
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Una educación parisina

significados pero profundamente cerrado, que atraviesa la narración como una red de alianzas y debates entre los personajes. ¿Podría entender Una educación parisina alguien que no sea lo que se llama un cinéfilo? Probablemente sí, pero también probablemente ese no cinéfilo se haya aburrido antes de llegar al final de lo que no es en sí la aventura de la cinefilia sino, simplemente, la historia de un chico que estudió cine, que ama el cine, que utiliza el cine para comunicarse con otras personas que, como él, aman el cine.

Mccartney 3 2 1

McCartney 3 2 1

No es uno solo el momento. A lo largo de sus 6 breves episodios (al final de cuentas se trata de una larga conversación de 3hs particionada) observamos a un genio volverse niño, sorprendiéndose con su propio yo, con su propio pasado, como si retornara a un antiguo álbum de fotos y descubriera en cada una de las instantáneas un nuevo detalle que no se había revelado. Su guía, Rick Rubin, no solo actúa como gondolero temporal, sino que acusa un saber que es mayor al del clásico entrevistador entregado a la adulación fácil.

Annette
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Annette

Discutiré las texturas y contenidos de Annette, porque desde Cannes vienen dorándole la píldora en exceso. Refutaré algunos de sus artificios, siendo un primer fanático de las películas del director Léos Carax, quien fascinó al mundo con Mala Sangre, Los Amantes de Pount Neuf y Pola X. Me encuentro entre los defensores de Holy Motors, entendiéndola como una extensión de su corto Merde para el filme coral de Tokio.

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