My son
Sin guion. James McAvoy afrontó el rodaje de My Son sin saber qué pasaba en cada escena que protagonizó. Este experimento, no tan novedoso como los productores quieren hacernos creer, se sustentó en la premisa de desarrollar una veracidad espontánea que le permitió al actor descubrir cada giro de la historia al mismo tiempo que lo hace el propio espectador cuando aprecia la película acabada. Sin embargo, la ruta emocional que sigue el intérprete no es siquiera una aproximación a la más mínima angustia que pudo haber alcanzado My Son si no hubiese caído en las mismas fórmulas que plantean otras piezas de argumentos similares. ¿Para qué recurrir a una estrategia de “actuación natural” si el resultado es tan previsible y anodino?