Granizo
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Granizo

No considero que el problema central de Granizo sean las actuaciones exageradas, casi llevadas  al grotesco de Laurita Fernández o de Peto Menahem, ni el acento cordobés trucho de Romina  Fernandes. Tampoco creo que sean los agujeros enormes que el guión tiene a primera vista (¿por  qué nos muestran todo el drama del taxista interpretado por Menahem viajando hacia Córdoba,  peleándose con el seguro y con su mujer, si luego lo van a resolver en una escena muy corta en la  que Francella lo calma únicamente con palabras?), ni las formas casi insultantes de representar a  los porteños (aquellos dos taxistas que comen en la costanera) o a los gauchos (el vestuario, el  poncho, el mate, la utilización de la palabra carajo incesantemente).

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