No Esperes Demasiado Del Fin Del Mundo
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No esperes demasiado del fin del mundo

Veo comparaciones entre esta película y Triángulo de tristeza, por ejemplo, u otras de la misma liga. Es decir, piezas manifiestas del desprecio y la chapucería, de esas que cada tanto se imponen con prepotencia en el universo global del cine a fuerza de detalles de producción lujosos, actores caros e ideas ramplonas, que circulan con más facilidad y se degluten rápido, como sus imágenes y su arquitectura retórica. Pero mientras la película mencionada  era un rosario chillón de desgracia, iniquidad y estupidez programadas, con aderezo de menudencias fisiológicas y un dictamen soberano acerca de un horror que se exhibe con delectación mercantil (todo más viejo que los arrebatos de misantropía con la que buena parte del cine contemporáneo trama sus redes: según el malestar de la época, explotado hasta la náusea) esto de Radu Jude es definitivamente otra cosa.

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