Bob Marley: La leyenda

Por Sergio Monsalve

Bob Marley: One Love
EE.UU., 2024, 104′
Dirigida por Reinaldo Marcus Green.
Con Kingsley Ben-Adir, Lashana Lynch, James Norton, Tosin Cole, Umi Myers, Anthony Welsh, Nia Ashi, Aston Barrett Jr., Anna-Sharé Blake, Gawaine “J-Summa” Campbell, Naomi Cowan, Alexx A-Game, Michael Gandolfini.

Sonido de libertad

Bob Marley: One Love es una sorpresa y un acierto como biopic musical.

Narra el montaje de un concierto, durante los convulsos años 70 de Jamaica, al borde de una guerra civil.

El filme envía un mensaje de paz y reconciliación política, a través de la historia del personaje.

La película cuenta con la asesoría de la familia Marley en la producción, cuidando todos los detalles referentes a la imagen y la memoria del ídolo del reggae, sumergiéndonos en su conflicto edípico y su renacimiento como mesías de la cultura rasta.

Como fanático, es difícil no pasar la función con una sonrisa de oreja a oreja, cantando cada uno de los temas del autor, perfectamente hilvanados y explicados en la edición del guion.

Por igual, la cinta logra conmovernos al contar la lucha de la leyenda con sus demonios: la figura de su padre, el país que lo condena al éxodo, el regreso a sus orígenes africanos, la relación complicada con Rita, sin olvidar la enfermedad que acaba con su vida.

Hay unas escenas magistrales, al calor del fuego, donde el héroe emprende un viaje metafísico, de la mano de su mentor, un secundario clave en la trama.

Sus apariciones aportan un realismo que dignifica y legitima el proyecto.

Considero que la zona que va a deparar mayores discusiones, radica en el casting y en la interpretación del actor principal. Las secuencias en tarima pasan, evolucionan, de menos a más, pero no se pueden comparar con la fuerza de Marley.

No es el mismo caso de Bohemian Rhapsody, por ejemplo, en el que efecto de copia era lo que dotada a la película de su encanto.

Por el contrario, Bob Marley: One Love entiende sus límites y los supera con las artes que aporta el cine, que son las de la elipsis y la sugestión.

Vayan a verla en el cine, si es posible con el mejor sonido. Ayer me transporté a mi adolescencia, cuando descubrí la música de Bob Marley.

Estimo que la película funcionará para recuperar la buena música que extrañamos, la de los Wailers y sus poetas del movimiento rasta.

La música como protesta de paz, unidad y amor, frente a los monstruos del sectarismo, la intolerancia y la polarización.

Un filme más que oportuno para inspirarnos, para el momento delicado que vive Venezuela y el mundo. El cine que sana y cura. Párate, levántate: ¡levántate por tus derechos!

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