Chicas pesadas

Por Ludmila Ferreri

Mean Girls
EE.UU., 2024, 112′
Dirigida por Samantha Jayne, Arturo Perez Jr.
Con Angourie Rice, Reneé Rapp, Auli´i Cravalho, Jaquel Spivey, Avantika, Bebe Wood, Christopher Briney, Jenna Fischer, Busy Philipps, Tina Fey, Tim Meadows, Jon Hamm, Ashley Park, Connor Ratliff, Mahi Alam, John El-Jor, Brian Altemus, Lindsay Lohan.

Borrar con la mano, escribir con los codos

La versión original de Chicas Pesadas parece haber salido de otro siglo.Y no es extraño si le adjudicamos su identidad al siglo XX antes que al siglo XXI, que dos décadas después de la original trae esta innecesaria remake de remake (a la original de cine le siguió una adaptación musical teatral de 2017, que ya de por si con permiso y participación de la autora original, Tina Fey, amputaba y modificaba aspectos de su propia creación en pos de un cambio de época). Pero el problema de esta reversión no nace de la codificación y traslado a otro medio. Ojalá fuera sólo eso. El mayor problema es el borroneo del pasado, la anulación identitaria que (un poco siguiendo a sujetos como Jonnah Hill y su relación con Superbad, sobre la que hablamos acá) Fey incorpora sin el menor inconveniente. Es decir, primer gran problema, pensar que adaptar el humor a una época no es un problema para el humor y su capacidad de incomodar.

El segundo problema lo trae la torpeza e incapacidad manifiesta de comprender las reglas del musical, su belleza, su síntesis comunicativa. Se trata de un género que no puede estar determinado por soliloquios autoexplicativos de la psicología de los personajes sino que, en todo caso, debe funcionar dramáticamente haciendo de la música un instrumento para narrar y no un complemento de lo que debe verbalizarse porque no se sabe poner en práctica dramáticamente. En este caso la película parece desconocer esas reglas olímpicamente, como ya lo habían hecho otros musicales recientes de la corrección política como El Baile, pavada falsamente inclusiva que también tuvimos que sufrir quienes amamos al género y lo vemos morir entregado a postores cuadrúpedos.

Pero otro aspecto molesta respecto de la deformación de la versión original de 2004. En aquella los personajes asumían todas y cada una de las contradicciones posibles, no formulaban un señalamiento contra ningún enemigo invisible y, asumían, como bien sucede con todo coming of age, su lugar de crecimiento: crecer es aceptar las contradicciones, hacerse cargo de las cosas que no nos salen, comprender que no hay manos invisibles y múltiples que buscan dañarnos detrás de un corporativo orden mundial. Apenas lo que hay, como bien satirizaba la original, es una selva en la que hay que saber defenderse, en la que predomina el caos y en la que la mejor forma de sobrevivir en estableciendo vínculos empáticos, no culpabilizando según conveniencia. En la versión 2024 no hay responsabilidades individuales o grupales, apenas señalamientos pueriles hacia afuera, como si el crecimiento no llegara nunca y así tampoco la asunción de las contradicciones manifiestas.

Plagada de un sinsentido evidente, tratando a los espectadores como niños a los que debe puerilizar según las agendas de turno, lo que hace Chicas Pesadas versión 2024 es la demostración de que el huevo ya hizo crack. Y la serpiente se esparce. Pero con un formato amigable e insípido.

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter