Gran Turismo: De jugador a corredor

Por Pedro Gomes Reis

Gran Turismo
EE.UU., 2023, 134′
Dirigida por Neill Blomkamp
Con David Harbour, Archie Madekwe, Darren Barnet, Thomas Kretschmann, Djimon Hounsou, Orlando Bloom, Geri Halliwell

Un gran poder

Desde que el cine existe, los autos nunca le hicieron asco a la imagen en movimiento. En parte como los trenes, los desplazamientos automovilísticos son, en esencia, el resultado de una percepción de movimiento inherente al cine. Ahora bien, claro está, no cualquier película con autos es estrictamente cinematográfica…pero…nos condiciona lo suficientemente bien como para que en la posibilidad esté la tentación. Incluso teniendo detrás de cámara a los directores más incapaces.

No, Neill Blomkamp no es el Ron Howard de Rush, ni el James Mangold de Contra lo imposible (no menciono al Hawks de Rojo 7000 peligro! por mero decoro en la comparativa), pero tampoco es el Renny Harlin de la grasulienta Drive, con la que Gran Turismo tiene mas de un punto de contacto. El tema es que Blomkamp nunca se relaja lo suficiente como para permitirnos barrenar en aceite frito asi como no sabe construir narrativas de personajes conmovedores como la película de Mangold. Pero afortunadamente la mitad de camino que elige no echa todo por la borda. Bien por el contrario, construye un justo y extraño equilibrio.

Todo el armado de Gran Turismo es mas previsible como saber que vas a esperar mas de media hora el colectivo que pasa después de la 1am. Y así las cosas no se arruina la historia de redenciones cruzadas (el maestro y el aprendiz), mas bien terminamos abrazando ese espíritu a mitad de camino entre cierto formalismo juguetón y a su vez cierta solemnidad, incluso en su innecesaria extensión, ya que a la película le sobran 20 largos minutos de devaneos personales, en los que el poder del cine y de la imagen queda un poco en entredicho, como si Gran Turismo también se saboteara un poquito, innecesariamente.

Lo que narra Gran Turismo sucedió y no sucedió. Sucedió parcialmente, pero la mayor parte es un invento en donde el cine se dispuso a hacer funcionar motores de la potencia narrativa. En este aspecto, cuando su director confía en las posibilidades dela imagen y el sonido nos olvidamos del origen de lo que estamos viendo. Pero a veces el cine se olvida de sus propios poderes.

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