La monja II

Por Santiago Gonzalez

The Nun II
EE.UU., 2023, 110’
Dirigida por Michael Chaves
Con Taissa Farmiga, Jonas Bloquet, Storm Reid, Anna Popplewell, Bonnie Aarons.

Karaoke

Hay un mecanismo de defensa homérico (y no es el griego, precisamente): la referencia la pueden encontrar en un gran episodio de Los Simpson, en el que Homero, frente a un aburrimiento agobiante con lo que tenía frente a sus ojos, imagina una película distinta para disociarse. ¿Polémico? ¿Crítico irresponsable? No, En todo caso pero creo que existen películas que nos llevan a esto. Películas que no ofrecen ningún estímulo visual, ninguna idea. Un cine básico en el peor sentido de la palabra.

Un caso es que La monja II tenía una tarea –you had oooone job-, no sé si titánica, pero una tarea al fin que no parecía tan complicada a primera vista la tarea de arreglar todo lo que había hecho mal la anterior, que también era una película básica. Pero no: esta secuela cae en todos los errores habidos (y por haber) de La Monja y los maximiza. Todo lo que aparece en pantalla es rutinario, predecible y aburrido. A fin de cuentas se trata de una  película anclada en el diseño de producción que, como suele suceder en esos casos, no tiene nada más que ofrecer excepto su venta al costo (de producción). La monja II nace muerta dando por confirmado que cierto tipo de cine, ese mismo que construyó exitosamente la saga de El conjuro (o al menos la primera y El Conjuro 2) ya no funciona como un mero automatismo, contrato establecido con el espectador, sustentado en los lugares comunes que el género supo explotar en los 70s y 80s. Hoy por hoy, cuando la conciencia de los materiales es tan alta y la información circulante tan veloz, los exponentes de un género que juega a tirarse a descansar sobre el colchón de lo previsible sólo puede funcionar si hay detrás alguien que entienda el género en profundidad, no un mero turista o advenedizo (la maestría y la autoconciencia se llevan bien, los diletantes que “van probando” no). 

Algo similar a lo que experimenta La Monja II y su agotamiento ocurrió con las Viernes 13, que con el correr de los años fueron perdiendo popularidad y se volvieron más esquemáticas, cerradas en sí mismas y sin sorpresas, incluso mediando la autoconciencia. Tan solo hagan un ejercicio: cambien los asesinatos de Jason por los sustos donde aparece la monja y el resultado es el mismo. Un cine conservador en sus formas y en su ideología (y eso que la película contaba con un amplio material religioso para subvertir, pero no hace nada con ellos, más bien los respeta a rajatabla, lo que demuestra otro galopante desconocimiento del terror religioso en el cine). Poco importa que La monja II, finalmente,  sea una lavada de cara a la religión católica: al final de cuentas un poco son eso todas las películas del universo de El conjuro (además de las mencionadas dos partes de El Conjuro, la tercera entrega El conjuro: El diablo me obligó a hacerlo, Annabelle, Annabelle 2: La creación, Anabelle viene a casa y La Maldición de la Llorona) porque en el fondo realmente a ninguno de los involucrados le importa demasiado la implicancia religiosa reivindicada. Se trata de un cine construido por exigencia de las productoras que quieren un producto limpio, profesional, que no escape de los parámetros, pero que, además, resulte acorde con el discurso social del presente.

El director de La monja II, Michael Chaves, venía de dirigir las mencionadas La maldición de La Llorona (2019) y El Conjuro: El diablo me obligó a hacerlo(2021). En todos los casos hablamos de películas desprovistas de toda personalidad, que perfectamente podrían haber sido filmadas por cualquier otro director sin que el producto final se alterara. Esto, que a priori no es necesariamente malo, se vuelve letal cuando la inexperiencia debe lidiar con problemas comunes. Así las cosas, Chaves parte de algunas ideas interesantes, como lo que ocurre en la capilla, pero fuerzas superiores (vamos a darle una explicación sobrenatural) lo atan a tener que arruinar cada-uno-de-los-momentos con un susto o un intento de susto que siempre falla. Es llamativo que los dos mejores climas tengan que ver con la reutilización de ideas que Wan plasmó en El conjuro 2, como un intento de unir ambas películas, pero también aceptando que no tiene la menor idea novedosa y sólo puede funcionar sobre la base del recuerdo de una obra claramente superior. No es un cine-cover, sino un cine-karaoke.

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