Misión de rescate 2

Por Ludmila Ferreri

Extraction 2
EE.UU., 2023, 122′
Dirigida por Sam Hargrave
Con Chris Hemsworth, Golshifteh Farahani, Daniel Bernhardt, Adam Bessa, Tina Dalakishvili,
Olga Kurylenko, Levan Saginashvili, Idris Elba

Las invasiones bárbaras

En su modo de abordar una saludable tradición reciente dentro del cine de acción, Misión de rescate 2 cumple y dignifica: entiende que el cine está en las formas, en la poética del movimiento y en la espectacularidad de las acciones antes que en las palabras, lo que para nosotros no puede sino ser motivo de celebración (y solo un espectador obtuso podría ver detrás de toda esta parafernalia audiovisual algo parecido a una convención del cine industrial: en todo caso veremos si no estamos camino a eso, pero todavía estamos lejos).

Misión de rescate 2 prosigue, multiplica y amplía los momentos de su antecesora, siguiendo, en este sentido, las prácticas de lo que el canon de las secuelas indica: redoblar la apuesta. Eso quiere decir que si en la primera la espectacularidad era sobre tierra, aquí va a ser sobre tierra, agua y aire. Que si en la primera podíamos dar cuenta de un plano secuencia complejo y coreográfico sostenido durante 10 minutos, en este caso la duración se va a triplicar. No obstante esa multiplicación de movimiento se traslada a otro nivel, que es el verbal. 

Y es que si en la primera entrega de la saga el universo visual era mucho más fuerte que el verbal, en la segunda, si bien lo visual sigue siendo predominante, lo verbal se percibe como un lastre anti cinematográfico que la película no sabe resolver por medio de gestos, por medio de acciones sino que invariablemente debe obligar a sus personajes a justificar sus acciones por medio de la información hablada. Y esa información hablada carga con un lastre: dar cuenta de las decisiones morales de los personajes que, como en el mejor cine de acción contemporáneo, tienen menos pasado que Adán. 

Misión de rescate 2 no abandona lo mejor de la primera, y eso es motivo de celebración, como dijimos. Pero la necesidad de explicar pasado, presente y futuro se siente como un extraño ripio, innecesario cuando nos supimos deslizar con tanta precisión sobre las superficies de placer de los golpes, las piñas, las patadas y la destrucción. En este orden, el apetito por la construcción (psicológica) es el peor enemigo del movimiento, lugar donde el cine sigue vivo. En esos milagrosos 27 minutos de persecuciones es en donde encontramos y celebramos el cine que Misión de rescate 2 siempre debió defender contra el avance barbárico de la palabra. 

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter