Sleeping dogs
Australia/ EE.UU., 2024, 110′
Dirigida por Adam Cooper
Con Russell Crowe, Karen Gillan, Marton Csokas, Tommy Flanagan, Thomas M. Wright, Harry Greenwood, Pacharo Mzembe, Lynn Gilmartin, Elizabeth Blackmore, Kelly Greyson, Ming-Zhu Hii
Ya no es divertido
Somos prejuiciosos. Pero muchas veces los prejuicios nos cierran la boca. Afortunadamente, con todas las cartas jugadas para ir por el costado más prejuicioso posible, Russell Crowe no avala con sus actos lo que a primera vista podríamos definir como “otra explotation movie más de actores semiretirados”. Menos que menos lo hace en esta película (su segundo estreno casi al hilo en este 2024) que tiene la curiosidad de parecerse a esos thrillers noventosos medio juguetones, medio inverosímiles pero enormemente disfrutables que encontraban su segundo aire en las ediciones en video.
Recuerdos mortales no es, precisamente, una buena película. Pero si es una película con el suficiente oficio como para salvar los platos. Ésta opera prima parte de una premisa delirante que mezcla un detective atormentado, Alzheimer, un tratamiento experimental y un caso del pasado. Lo curioso es que todo el dispositivo tiene mucho, también, del cine vueltero de Brian De Palma, en particular de Raising Cain y de sus tramas con personajes en donde los protagonistas creen saber cosas pero en realidad ignoran la mayor parte de lo que los rodea, algo que los sume en tramas que los empantanan.
El problema es que las potenciales buenas ideas de Recuerdos mortales dependen demasiado de las vueltas de tuerca y explicaciones de un guión especialmente vueltero (y no en el mejor sentido). Y lo que en un principio podía ser un juego divertido comienza a espesarse innecesariamente por la demanda de repuestas a todas las preguntas que se nos fueron plantando. En ese momento, la solemnidad de las decisiones del cierre chocan de lleno con la figura corpulenta y robusta de Crowe, que casi parece mirar a cámara diciendo: “ya no me dejan divertirme”.
