Run Rabbit Run

Por Marcos Ojea

Run Rabbit Run
Australia, 2023, 100′
Dirigida por Daina Reid
Con Sarah Snook, Greta Scacchi, Damon Herriman, Naomi Rukavina, Trevor Jamieson, Neil Melville, Georgina Naidu,Maurial Spearim, Julia Davis

Terapia de vidas pasadas

Run Rabbit Run es uno de los tantos casos en los que una premisa interesante (e inquietante) se queda en el intento. Con el protagónico de Sarah Snook, conocida principalmente por su participación en la serie Succession, cuenta la historia de una mujer, también llamada Sarah, que comienza a experimentar sucesos extraños en la relación con su hija Mia (Lily LaTorre).
La película nos va dejando pistas para armar el escenario completo. Sarah está divorciada y mantiene una relación tan amable como tensa con su ex. Su padre falleció hace poco, y ella recibe llamadas constantes de un geriátrico, que prefiere no atender. Cuando la niña pregunta por su abuela, Sarah la evita, cambia de tema. En el fondo, por detrás de los problemas terrestres, está Alice, un secreto que empuja por revelarse. Alice, la hermana de Sarah, desaparecida muchos años atrás, cuando ambas eran chicas y jugaban afuera de la vieja casa de campo. Alice, cuyos rasgos son casi idénticos a los de Mia, y cuya presencia empieza a manifestarse cada vez más en los comportamientos de la niña.
Apoyada en una fotografía bella y perturbadora, Run Rabbit Run se propone como un thriller psicológico con elementos de terror, una de esas películas que a los críticos les gusta definir como un tour de force emocional. Una escalada de tensiones entre una madre con la psiquis resquebrajada y una hija que dice ser otra persona, con una violencia para expresarlo que se incrementa escena tras escena. Además, es una película con aspiraciones lyncheanas, que desde lo formal apuesta a los símbolos y, también, a cierta atmósfera de pesadilla, que borronea los límites de lo real. ¿Mia realmente está siendo “poseída” por su tía, o acaso todo se gesta en la imaginación de Sarah?
Si bien en un principio logra mantener la intriga, el film de Reid pronto deriva hacia una dinámica insoportable entre las dos protagonistas. Un efecto probablemente buscado, porque en ese conflicto está el leitmotiv de la historia, pero que expulsa al espectador y lo deja sin empatía sobre la que hacer pie. No es que falten los temas, ni que las actuaciones no estén a la altura. Hay una meditación sobre la pérdida y un retrato “jugado” sobre la maternidad, que evade las convenciones acerca de cómo una madre debería ser. Snook le pone el cuerpo (y bastante intensidad) a esa Sarah atormentada, y la pequeña LaTorre consigue tener, en varios pasajes, una presencia amenazante.
Pero despejado el secreto, que se intuye bastante antes de su revelación, la película ingresa en un espiral de reiteraciones, con una cantidad exagerada de fundidos a negro, que no parecen tener justificación. El final, que se decanta por el terror, puede ser polémico, pero es agradablemente ambiguo, coherente con el resto. Más agradable aún es que Run Rabbit Run termine al fin, no importa a dónde vaya a parar el conejo.

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