The Marvelous Mrs. Maisel S05
EE.UU., 2022, 9 episodios de 50′
Creada por Amy Sherman-Palladino
Con Rachel Brosnahan, Alex Borstein, Tony Shalhoub, Marin Hinkle, Kevin Pollak, Gilbert Gottfried, Luke Kirby, Jane Lynch, Sterling K. Brown, Michael Zegen, Bailey De Young, Holly Curran, Victoria Nowak, Doris McCarthy, Brian Tarantina, Caitlin Mehner, Joel Johnstone, Victor Verhaeghe, Betsy Hogg, Kyla Walker, Mike Massimino, Matilda Szydagis, Haleigh Ciel, Matt Bailey, Aime Donna Kelly, Rory Duffy, Gina Costigan, Tom Stratford, Nunzio Pascale, Matteo Pascale, David Bluvband, Wakeema Hollis, Caroline Aaron, Zachary Levi, Cynthia Darlow, Leroy McClain, Stephanie Hsu, Cary Elwes, Max Casella, David Paymer, Rufus Sewell, Jason Alexander, Kelly Bishop, Milo Ventimiglia, Gideon Glick, Justine Lupe, Markita Prescott, Will Brill, Reggie Talley, Allison Guinn
El largo adiós
Ingresamos lenta, naturalizadamente, en un terreno en el que la abundancia y el exceso de oferta no permite distinguir a los árboles en el bosque. Consiguiente, lo que queda se apretuja en un viaje en subte que estresa, que agobia y que nivela para abajo. Lo vemos como espectadores, lo vemos como críticos: películas extraordinarias (nuevas y relanzamientos o simples redescubrimientos) perdidas en la maraña de estrenos en salas y plataformas. Pero esto también le sucede a las series, expuestas también al amontonamiento grosero que empalaga los cansancios de medianoche y los “pongamos algo” intermediados por los “no hay una mierda para ver”. Si, hay. Hay un montón de cosas, una obscenidad de posibiliddes. Pero la misma agenda y la urgencia nos empujan hacia lugares en los que posibilidades extraordinarias se pierden entre la vagancia, el agotamiento mental y, como en toda oferta excesiva, la tendencia a la baja del precio de la experiencia.
The Marvelous Mrs Maisel (como lo fue en su momento Better Call Saul, Ozark, pero también hoy series como Ted Lasso, Barry y Succession) es una de las series indispensables de los últimos 20 años, pero un poco como sucedió con algunas de las otras mencionadas, su final pasó en buena medida inadvertido por el gran público, cada vez más tomado y cooptado por las demandas instaladas y algoritmizadas. Eso nos quita lo bailado a quienes disfrutamos y lamentamos este final? Si y no. Buena parte de estas series tienen una existencia asegurada más allá de los inevitables vaivenes de mercado. Pero que series que suben la vara a cualquier estándar audiovisual (tanto para el cine como para la televisión, que hace rato que narra con precisión cinematográfica y que abandonó la clásica chatura representacional de sus primeros 50 años de vida) puedan caer el riesgo de quedar en el olvido no hace mas que generarnos un dolor que, como diría Homero Simpson, es una mancha que no se quita.
Tras las primeras tres temporadas (sobre las que hablamos en esta nota) y la irregular cuarta (sobre la que hablamos aquí), la quinta temporada de TMMM no tiene casi nada que envidiarle a los mejores momentos y temporadas de Mad Men, pero tampoco al mejor Woody Allen (que es una de las referencias inevitables en todas las temporadas) asi como tampoco faltan referencias al cine de Martin Scorsese. Pero TMMM es screwball comedy revivida en el presente, es decir, un pedazo de mundo fantasmal aterrizado en nuestra contemporaneidad. Por eso la mayoría de los espectadores no cinéfilos no la toleran, no saben qué hacer con este objeto cuya sensibilidad se aleja a la velocidad de la luz respecto del presente (curiosamente hay poquísimos personajes mas feministas como Midge Maisel en la tele…el problema es que es un feminismo asordinado y sin marco teórico, es decir, feminismo anti demagógico).
La quinta temporada de TMMM levanta la vista y ordena el partido que en la cuarta y tercera temporadas había dejado de lado a otros personajes. No solo los retoma sino que les da voz y voto a casi todos los que puede asignarles alguna forma de individualidad. Pero lo hace con un amor y empatía que había abandonado en las últimas dos, que siendo grandes temporadas estaban sujetas a la duda de si iban a cuidar un poco más y mejor a esos personajes que en las primeras dos se habían convertido en parte de nuestra familia. Si la cuarta temporada reescribía algo de la primera pero de forma menos redonda, más errática y desesperada, la quinta tiene la suficiente fuerza y brío ya no para ver en qué puede convertirse Midge. De hecho, en un movimiento riesgoso, la serie comienza a jugar con una sucesión de flashforwards que nos llevan a la década del 70, del 80, del 90 y a los primeros dosmiles. El misterio se acaba: Midge triunfó y se ha vuelto canónica para la comedia americana (nuevamente: es imposible no pensar en Joan Rivers cada vez que la vemos), pero el costo fue alto: su ex marido fue a la cárcel por salvarla a ella, Sussie, su representante, está peleada con ella desde hace años, los hijos se alejaron de su madre y la soledad es la mejor acompañante en el presente. Pero la serie no utiliza esto como un anzuelo para bobos: todos los saltos temporales dejan abiertas líneas de interpretación como para que no asumamos una mirada única y cerrada sobre el devenir vital de Midge. Y en ese punto la serie se aferra a un humanismo que peligraba al acercarnos a alguna clase de sentencia moral innecesaria.
Cuando TMMMS05 termina no damos cuenta que el tiempo también se nos pasó a nosotros. Que en efecto estamos más viejos. Que lo estamos a costa de dejar que los días y las horas pasen mientras un puñado de personas, todavía, pugnan por buscar hacer películas, series y otras cosas que hagan mejor nuestra vida, que nos vuelvan personas más empáticas y sensibles y menos apuradas. El final de TMMMS05, contra todo pronóstico, es también una declaración de principios, porque exhibe una ética que ya casi no existe. Gracias por estar ahí, chicas. Compartir el tiempo con uds nos hace sentir menos solos.
